La vida de los primeros cristianos

 

El conocido profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, Santiago Guijarro (1958) catedrático de Nuevo Testamento de la facultad de Teología, se adentra de nuevo en los archivos, documentos y escritos de la primitiva comunidad cristiana para darnos a conocer nuevos detalles de la vida de los primeros discípulos de Jesús.

En esta ocasión, se centrará en la importante documentación encontrada en torno a las ciudades de Ponto y de Bitinia, Asia Menor, que nos aportaran detalles interesantes para conocer una comunidad cristiana del final del siglo I y comienzos del II, en un lugar tan alejado de Judea y Galilea.

La primera apreciación que hace el profesor Guijarro es la rápida expansión de la fe anidando en personas de toda clase y condición, e inmediatamente, la admiración por el trabajo de consolidación y arraigo de esa fe que llevaron a cabo los pastores de la Iglesia con la vigilante ayuda de los demás miembros de la comunidad.

Enseguida recordará las últimas publicaciones al respecto, como la del propio Guijarro, quien nos había descrito “la primera evangelización en los orígenes del cristianismo”. Asimismo, el profesor Stark ha redactado magníficamente la expansión de la fe en “El auge del cristianismo”, lo que ha sido también completado por C. Markschies con su “¿Por qué sobrevivió el cristianismo?” y, finalmente, R. Aguirre ha dirigido una interesante obra colectiva; “Así empezó el cristianismo”. Ahora bien, en este trabajo y otros que se están publicando, apuntan ya hacía la siguiente etapa de la vida de la Iglesia: la consolidación de la fe de las primeras comunidades cristianas, en el comienzo del siglo II, cuando los apóstoles habían muerto y, además, arreciaban las persecuciones romanas y aumentaba la animadversión y la falta de entendimiento de los judíos y paganos.

Para este nuevo estudio, el Prof. Guijarro contará con la primera carta de san Pedro y la correspondencia entre el gobernador Plinio el joven y Trajano acerca de los cristianos, situadas ambas en el Ponto y Bitinia. La combinación proporciona una visión aproximativa, desde dentro y desde fuera de esta comunidad cristiana. Lógicamente, los datos habrán de ser completados con los sucesivos hallazgos que se realicen en los próximos años y con comparaciones con otras zonas de la cuenca del mediterráneo.

Respecto a las principales conclusiones que ha documentado nuestro autor podríamos resumirlas en las siguientes.  En primer lugar, hablamos de grupos de personas compuestos de una gran variedad: edades, sexo, profesión, procedencia social, sin distinción de ningún tipo. Si que se establecen dos tipos de personas: los ciudadanos romanos y los que no lo son. De ahí que, respecto a esto último: “el gobernador percibe una amenaza en el crecimiento de la comunidad cristiana unida, pues “se ha difundido mucho tanto por las ciudades como por los campos” (60, 44, 58). Respecto al modo de vida de esos cristianos tan variados y a sus costumbres, laboriosidad, higiene, paz social y sociabilidad, no le parece a Plinio que exista nada reprochable en sus conductas (58).

José Carlos Martin de la Hoz

Santiago Guijarro. El cristianismo como forma de vida. Los primeros seguidores de Jesús en Ponto y Bitinia, ediciones Sigueme, Salamanca 2018