Me ha sorprendido la publicidad que se ha puesto en las calles de Madrid, en las paradas de los autobuses. Podríamos decir que está movida por una buena intención de educar a los niños en el uso de los móviles, pero es tanto como dar por supuesto que los niños tienen móvil. Así se entiende que los patrocinadores del anuncio sean los grandes canales de comunicación. Ponen caras de buenos, hay que educar a los pequeños en el uso de esos medios, pero nadie pone en duda de que eso sea lo más indicado.
Cualquier persona dedicada a la educación de los menores con dos dedos de frente insistirá de mil maneras en el peligro gravísimo de los que niños tengan móvil, o que lo usen, o que lo tengan al alcance o que estén cada dos por tres jugueteando con ellos porque es el modo que tienen muchos padres de quitarse de en medio al niño que molesta. Esto es de una irresponsabilidad gravísima.
La realidad es que el daño que se hace es muchísimo más grande de lo que puedan pensar algunos padres despistados. Nunca los jóvenes han tenido semejante medio de corrupción en sus manos. Nunca en la historia de la Humanidad han tenido un medio tan dañino al alcance de sus caprichos y con el consentimiento de los padres. Pero da la impresión de que los padres no tienen ni idea de lo que hay detrás.
Si damos por supuesto que todos los niños tienen móvil entonces esas campañas de educación en el uso serán al menos un freno. Pero es grave dar por supuesto que los chavales tengan su móvil en cualquier momento del día. Entiendo que puedan tener algún rato, en momentos de descanso, y de la misma forma que podrían jugar al parchís, juega con el móvil. Con una diferencia importante: está jugando el sólo. Es una actitud que puede llevar fácilmente al egoísmo.
Y me podrán decir: “No, si el muchacho está conectando con sus amigos”. Si puede ser, pero está desconectando de sus hermanos o del ambiente familiar. Eso en algún momento suelto es normal; si es constante, es un problema. Y sobre todo crea una adicción que es enfermiza y problemática. Si a los niños se les deja con frecuencia y largos ratos con un móvil están adquiriendo una adicción que es, según los expertos, muy preocupante.
Lo he visto más de una vez: están los niños pesaditos y dando la lata, y les dan el móvil para su distracción. Lo que se ha hecho toda la vida es que el niño se busque sus entretenimientos, con los juegos que tiene guardados, con las cosas que descubre en la naturaleza. Eso al niño le hace creativo. El móvil le hace adicto, enganchado a algo que, tarde o temprano le puede hacer bastante daño, porque las inmoralidades que pueden descubrir, sin tener ninguna mala intención, son muy graves y numerosas.
¿A qué edad se le puede dejar el móvil? Que un niño pueda dedicar un ratillo a una peli en el móvil de su padre, no tiene más problema, siempre que sea muy de cuando en cuando. Que el adolescente pueda comunicarse con sus amigos con el móvil, podemos decir que puede ser muy importante, pero lo que no se puede es admitir que el muchacho o la niña se vayan a su habitación con el móvil.
Experiencia hay muchísima ya. No hay que chuparse el dedo. Incluso bastantes universitarios son capaces, hoy en día, de reconocer el daño que les hizo el móvil. Parece tremendo que todavía hay padres tan en la nube que no se dan cuenta del daño que hacen a sus hijos.
Ángel Cabrero Ugarte