Lecciones de la creación

 

En el interesante trabajo sobre teología de la creación, del profesor José Granados García, se aventuran algunas líneas de trabajo e investigación que, por la riqueza doctrinal que contienen y por lo sugerente de sus intuiciones, merece la pena apuntarlas seguidamente, aunque sea de modo sucinto y brevemente, para conocimiento del lector y para apreciar todavía más la buena teología que se está publicando en la Universidad Pontifica de San Dámaso de Madrid.

 Efectivamente, dentro del manual preparado por el profesor José Granados García, de la Universidad Pontificia de san Dámaso de Madrid y del Instituto Juan Pablo II para la familia de Roma, se recogen las tesis fundadas y fundantes habituales de esta materia teológica, junto con aquellas cuestiones más novedosas y todavía incipientes, pero suficientemente preparadas.

Lógicamente, entre los muchos y sugerentes temas hemos de escoger para no prolongar excesivamente esta contribución que deseamos presentar, pues se trata solamente de animar al lector a detenerse en las páginas de este tratado para alimento de la formación teológica.

En primer lugar, deseamos detenernos en la sugerente comparación realizada por Granados entre los sacramentos y la creación, pues los paralelismos son muy importantes y aportan luces novedosas a un tratado, el de la creación, de por sí rico en belleza y profundidad de las bases.

Incluso las diferencias entre ambos tratados son también para nosotros de un gran atractivo y nos van a resultar iluminadoras para entender el asombro del misterio que producen: “Pan y vino, carne y sangre, atestiguan que la creación entra en la Eucaristía. San Ireneo dice que Jesús toma de nuestra creación el pan”. Y añade que la eucaristía “medra y se consolida la sustancia de nuestra carne”. Notemos dirá Granados: “que el pan y el vino están en armonía con la carne y la sangre. Pues comer es, de hecho, la cifra por excelencia de nuestra participación corporal en el mundo, donde reconocemos su origen común que nos precede y bendice” (87).

Pocas páginas después volverá nuestro autor a meterse en la fecundidad teológica de otro de los grandes escritores de la creación: “Recordemos los esfuerzos de san Agustín, en sus confesiones, por dar cuenta de la materia prima creada por Dios, desnuda de toda forma fija, cercaba a la nada. Pues la materia es, de hecho, lo más contrario a Dios que existe, siendo ella pasiva y oscura, siendo Él actividad y luz” (108).

Finalmente, regresará nuestro autor en la segunda parte de su trabajo a la contemplación de la obra de la creación como si fuera un libro escrito por dentro y por fuera: “la imagen clave, más que la de un libro, es la de una conversación. El universo, o al menos su biosfera o reino de la vida, no solo posee un léxico, no solo un manuscrito para leer sino que consiste en una continua conversación entre los seres, cada uno con deseos de decirse y con cosas qué decir” (230).

José Carlos Martín de la Hoz

José Granados García, Teología de la Creación: de carne a gloria, ediciones Didaskalia, Madrid 2020, 544 pp.