Leer a Harry Potter



Leer a Harry Potter


 


 


Hace poco fui al cine con mis
hijos a ver la última película de Harry Potter
(La Orden del
Fénix). Debo reconocer que me entretuvo muchísimo y pasamos un
tiempo muy agradable. Eso me llevó a echar una competición de
lectura con mi hijo mayor, de diez años, para ver quién se
leía antes la continuación. El la leía en la
traducción española y yo en la versión original inglesa.
Me ganó él, dedicaba más horas que yo al tema y tuvo su
recompensa, otro tomo de la saga, aunque reconozco que yo ahora estoy leyendo
el último tomo, que estará listo en español para el
próximo año.


 


Cuento esto porque Harry Potter es entretenido y tiene un valor fundamental que no
hay que despreciar. Aquellos que hayan visto la película habrán
visto dos momentos importantes en el guión. Uno es cuando le dicen que
si va solo por la vida el mal tendrá más fácil seducirle,
que es mejor que tenga amigos que le ayuden. Es una descrición
perfecta de la sociedad actual, individualista y atomista, donde el hombre
está solo frente al poder. Segundo, en el combate final se desvela el
arma secreta de Potter frente a Lord Voldemort: la capacidad de amar. Así, tal cual, sin
tapujos. Estas dos ideas se repiten en el tomo sexto reiteradamente.


 


Los críticos cursis y los
escritores envidiosos dicen que Rowling no ha
inventado nada nuevo, que se ha hecho la mujer más rica de Inglaterra y
que sus libros son una industria. Menos mal que a mí me dan igual todas
esas cosas. Allá ellos. Lo que sé es que los niños devoran
libros de seiscientas páginas (ya le gustaría a muchos mayores) y
que Harry, por lo menos hasta el tomo sexto, es un referente moral positivo
para una juventud que "le molaría" dejarse seducir por las
Artes Oscuras, porque el mal, en muchas de sus formas tiene un algo de atractivo
y seductor. Harry nos demuestra que el mal no vale la pena, que es más
importante tener amigos que el poder, tener capacidad de amar antes que hacer
el mal.


 


Para el mundo
políticamente correcto, Harry es demoledor. ¡Nos dice que el
hombre tiene alma! Qué desilusión se habrán llevado
algunos. Bien es cierto que no se le da un tratamiento teológico, pero
el hecho de que en la literatura contemporánea se hable abiertamente del
cuerpo y del alma resulta realmente sorprendente. Ahora me explico
también muchas de las críticas a la serie.


 


Recomiendo abiertamente la
lectura de Potter, apta para pequeños y
mayores. Perfecta para desintoxicar de literatura bienpensante y
políticamente correcta.


 


¿A alguien le
extraña que esté prohibido en algunos países dictatoriales
o fundamentalistas? Piensen mal y acertarán.


 


 


Carlos Segade


Profesor del Centro Universitario
Villanueva