Estamos en el mes de noviembre en el que, tradicionalmente, la Iglesia ha recordado a todos los fieles la importancia de ofrecer sufragios por los difuntos y meditar en las postrimerías o en los “novísimos”, es decir, en lo que acaecerá al final de los tiempos o de nuestros “propios tiempos”, es decir la realidad de la muerte, del juicio particular y el veredicto consecuente: el infierno, el purgatorio y el cielo. Finalmente, la resurrección de la carne y el juicio universal.
Es conmovedor cómo en otros tiempos, por ejemplo, en el siglo XVI, cuando el valor más importante era la virtud de la fe, pues la mortandad infantil era muy alta y la esperanza de vida era tan escasa que el libro más vendido de la época, además de la Sagrada Biblia eran los “ars moriendi”, es decir los libros para prepararse a bien morir. Ahora que el valor más importante es la libertad o tener un empleo, conviene tenerlo en cuenta.
Precisamente, el ensayista francés Michel Onfray (Argentan 1959), fundador de la Universidad ácrata y popular de Caen, el intelectual francés más conocido en España, con varios libros traducidos al castellano, ha editado recientemente en nuestro país, en este mes de noviembre uno de sus obras más insidiosas y denigratorias contra la Iglesia católica y, en general, de toda religión o sentido religioso, y lo ha denominado “ars moriendi”.
El libro, está pasando bastante desapercibido pues ya sus diversos tratados de teología y de socialismo libertario habían perdido todo interés entre los intelectuales españoles por ser muy repetitivos, superficiales e incoherentes en sus argumentos y, sobre todo, por no conectar con la mentalidad española, algo que ha venido sucediendo con algunos intelectuales franceses desde los tiempos de la revolución francesa.
Debe ser bastante agotador y cansino dedicarse como tarea profesional y vital a demoler los fundamentos cristianos de una civilización como la occidental, sin aportar por otra parte ninguna esperanza fundada, ni la más mínima chispa de luz a su alrededor.
En cualquier caso, pretender reírse de la costumbre cristiana de rezar y de ofrecer sufragios por los difuntos y de pararse a pensar si estamos en el camino justo, aquel que lleva justamente al cielo, el que se recorre en la amistad con Jesucristo que da sentido a nuestra existencia, está verdaderamente fuera de lugar en nuestro país donde todavía quedan algunas raíces cristianas.
La historia sigue siendo cruel, pues precisamente en Cádiz, donde se ha editado esta burla de los muertos, fue la única tierra española donde nunca pisaron los franceses y donde se rechazó radicalmente los principios de la revolución francesa y, en cambio, las ideas liberales que profesaban los españoles que habían resistido a la invasión francesa y a la cruel burla de Napoleón, quedaron plasmadas en las Cortes de Cádiz, modelo de nuestra democracia moderna que sigue siendo respetuosa con las ideas y las tradiciones personales de cada uno.
José Carlos Martín de la Hoz
Michel Onfray, Ars moriendi, ediciones Firmamento, Cádiz 2022, 132 pp.