La profesora catalana Blanca Garí (Barcelona 1956), catedrática de historia medieval de la Universidad de Barcelona, ha logrado una obra maestra de historia y de literatura a partir de la extraordinaria documentación conservada en archivos, monasterios, abadías y catedrales antiguas de Cataluña. Logra descubrir y presentar los tesoros que se escondían tras aquellos muros y de los pesados baúles con los que entraban las religiosas en clausura o que se enviaban tras la muerte de una dama de la corte en depósito a una comunidad para que sirviera de dote a otra religiosa o para el casamiento de una dama de alcurnia.
Qué tesoros contenían esos baúles que iban y venían llenos de cálices, copones, patenas, bandejas de comunión, ornamentos de fiesta, paños, brocados, incensarios, navetas, atriles, ambones, libros de las horas y vasos sagrados con pedrería que utilizarían los grandes días de fiesta (40).
Los elementos ornamentales de la acción sagrada son estudiados minuciosamente tras el descubrimiento del “ordo sacramentarum” o la descripción de los funerales regios donde todo estaba milimétricamente estudiado: la conservación del cadáver durante días y días, la caja del muerto, las campanas, el incienso y por supuesto las flores que debían rodear el túmulo en la misa de corpore in sepulto (61).
Estos son algunos de los temas que nuestra autora va recogiendo, historiando y presentando con suma elegancia y categoría en un ensayo histórico que en momentos se convierte en verdadera historia del arte y en otros momentos es realmente historia de la teología.
Precisamente con el título “los dos cuerpos del rey” deseamos hacer referencia al interesante capítulo donde la autora se entretiene a estudiar cómo el rey gobierna, se alimenta caza, juega o ríe como cualquier otro ser humano. Eso es un cuerpo del rey. El otro cuerpo del rey sería la figura que pasa a la historia: sus hazañas, destrezas, errores y problemas, El recuerdo del rey para la historia es el otro cuerpo del rey. Un cuerpo que pasará a la historia sin corromperse, aunque sea envanecido (160).
La obra cobra acentos teológicos al referirse al siglo XIII y tratar sobre la eucaristía, la transustanciación y su relación con el IV Concilio de Letrán, donde Inocencio III aprueba el canon por el que se pide a todos los cristianos ir, al menos, una vez al año y confesar y comulgar por pascua. Algo esencial para poder mostrar la importancia de la eucaristía. Asimismo, la autora realiza una trasposición entre el sigo XIII con la oración eucarística postrada de Marguerite d’Oingt, la abadesa de la cartuja de Poleteins, y lo pone en relación con 1928, cuando Virginia Woolf expone la importancia de que para que haya mejores escritoras hacía falta dinero y un cuarto para ellas solas, donde les llegue el silencio creador, como a la abadesa postrada ante la custodia en el convento le llega el silencio creador de la oración de complicidad (181).
José Carlos Martín de la Hoz
Blanca Garí, El poder del objeto. Materialidad, memoria y representación en la Baja Edad Media europea, Siruela, Madrid 2024, 312 pp.