La revolución social del 15-M finalmente quedó institucionalizada bajo el dominio de Izquierda Unida y de sus múltiples metamorfosis en las que se ha ido trasformando desde la caída del muro de Berlín.

Las mutaciones recientes de “Podemos”, “Sumar”, “Más Madrid”, “Mareas”, etc., con las que se reinventan constantemente, van dejando claro que los grupos de izquierda se concentran en los mileuristas, eternamente jóvenes que viven del empleo precario, desempleo, de internet, de tele trabajo y alguna otra chapuza y donde esto es posible, de los cargos de asesores, ayudantes y paniaguados que prolongan la juventud hasta la indecencia de no sentar la cabeza y ponerse seriamente a construir algo serio en la vida: una familia, una profesión, un futuro (16).

El “otro modo de gobernar y de hacer política” se ha desvanecido en vulgaridades, eslóganes baratos y populismos que no afectan a los problemas reales de los ciudadanos. Mientras siguen empeñados en formulaciones comunistas, mil veces ensayadas y fracasadas en los “paraísos utópicos”. La explicación del problema de la vivienda en Córcega es la misma que están aplicando los populistas en el centro de Madrid, en Barcelona y en tantos lugares. Un verdadero desastre que deja sin medio de vida de personas con pocos recursos que podrían vivir del turismo. Pero que quedan a merced de unos “okupas” bajo el grito de “Barcelona no está en venta” (27).

El autor de este trabajo, Christophe Guilluy (Montreal 1964), abandonó la política académica para dedicarse a la sociológica y realizar, como en este caso una verdadera revalorización de la izquierda en Francia y otros países del entorno. Es decir, una defensa a ultranza de los elementos subversivos (chalecos) y su acción erosiva, y gamberra para enfrentarse a políticos corruptos que solo desean vivir del mercado y sacar su tajada en la llamada: “contra sociedad” (35).

Nuestro autor presenta un pormenorizado trabajo de cómo la izquierda francesa al dedicarse a las minorías y sus necesidades ha terminado por atomizarse en mil frentes que la han agotado (37).

Por otra parte, el nacimiento de la “nueva burguesía parisina y en las grandes metropolis francesas ha logrado echar de las megalópolis a las clases humildes o mileuristas para terminar por perder la calle (41).

Hay distanciamiento social (58) de la nueva burguesía que va votando en cada elección según el efecto miedo (103) y según sus necesidades urgentes del momento en lo que llaman “partido de la bruma” o el partido de “al mismo tiempo” (62).

La consecuencia inmediata es el desfase entre el relato político y el real cada vez más exagerado (119).

José Carlos Martín de la Hoz

Christophe Guilluy, Los desposeídos. El instinto de supervivencia de las clases populares, Katz, Madrid 2024, 156 pp.