Gregorio Luri (Azagra, 1955), escritor y ensayista formado en Barcelona, está de moda y, de hecho, sus obras se editan, se reseñan y sus ideas se comparten y se citan. De ahí el interés por leer y hacer referencia a su último y sorprendente trabajo: una edición de las “reflexiones breves” del filósofo, teólogo y ensayista catalán Jaume Balmes (1810-1848), el autor del famoso tratado “El criterio”, publicado en 1845.
Descubrir lo que desea rescatar de Balmes es lo que me ha llevado a leer este singular trabajo, pues, evidentemente, el hecho de que Gregorio Luri simpatice con un sacerdote, conocido carlista y combativo con el liberalismo imperante en el siglo XIX, no deja de ser sorprendente.
Empecemos por el título del libro que recoge una expresión del propio Balmes, pronunciada poco antes de morir, es decir, en plena juventud (pues solo tenía 36 años). Efectivamente, la selección de textos que a continuación se recogen tratan acerca de las grandes cuestiones sociales que aquejaban a España en el momento de la ruptura con el antiguo régimen y, sobre todo, tras la pérdida de las colonias. Esencialmente, Gregorio Luri se fijará en la filosofía del sentido común y “las reivindicaciones filosóficas del mundo de la vida humana” (12).
Indudablemente, lo que llama la atención de Gregorio Luri es que Balmes, que murió muy joven (38 años), es que fue atacado tanto por los liberales progresistas como por los liberales conservadores y por los propios carlistas. Es decir, se trata de un hombre libre que creía en la libertad (13).
Hombre de integración, buscó unir a liberales y carlistas mediante un matrimonio de conveniencia entre Isabel II y Carlos VI, conde de Montemolin hijo de Carlos María Isidro (Carlos V para los carlistas) (208).
Su obra última sobre el beato Pío IX, el papa de la “Inefabilis Deus” (1854), reunía el temple de historiador, de ensayista y del hombre de concordia que deseaba devolver a la devoción a Roma tanto a los conservadores carlistas, como a los liberales, pero ambos le volvieron la espalda y lo motejaron. Regresó a Vic, a donde llegaría a finales de mayo, enfermo y cansado, y donde fallecería el 9 de julio, justo cuando Cabrera entraba en Cataluña en una nueva guerra carlista: “tengo la monarquía en la cabeza y la democracia en el corazón” afirmaría (211).
Indudablemente, Balmes era el “hombre rumiante que se fue construyendo a sí mismo” (215), pero no podía dejar de vivir en el siglo XIX español sometido a fuertes presiones a su alrededor en un siglo visceral, siempre promoviendo el sentido común: “cuando la naturaleza habla en el fondo de nuestra alma con voz tan clara y tono tan decisivo, es necedad el no escucharla (…), no hay filosofía que excuse la falta de sentido común, y que mal llegará a ser sabio quien comienza por ser insensato” (218).
José Carlos Martín de la Hoz
Jaume Balmes, Los muchos callan y los pocos gritan. Reflexiones breves de un filósofo original: Jaume Balmes, edición de Gregorio Luri, ediciones Rosamerón, Barcelona 2023, 234 pp.