El profesor Peter Lampe en su extraordinario trabajo que ahora presentamos sobre la vida cotidiana de los primeros cristianos en Roma nos ofrece una importante y desmenuzada documentación por la que vale la pena leerlo despacio y anotar este cúmulo de detalles de un gran valor histórico.
Precisamente, la perspectiva de la cotidianidad, desde la que analiza los documentos nuestro autor acerca al lector a los documentos y a la propria historia de la antigüedad cristiana, sobre todo por las constantes referencias a aspectos tan básicos como la alimentación, plegarias, trato de esclavo y señores, el mundo del ocio, los viajes, etc.
La implantación de la Iglesia en la capital del imperio romano, aparece mediante el mundo del derecho matrimonial, de la economía, de la acción de la caridad por parte de los diáconos, incluso la aparición de los subdiáconos ante la abundancia de cristianos para atender. También se detiene a estudiar los cementerios cristianos, tipo y categoría de las tumbas.
Lógicamente, al pertenecer a la iglesia Evangélica el autor se detiene en detalles que podrían pasar desapercibidos a un católico, como, por ej., cuestiones relativas a los sacramentos, como al del matrimonio. Al no considerarlo un sacramento de la nueva ley, se detiene a estudiar en qué situación se encuentran los cristianos que viven amancebados, esclavas cristianas unidas a sus amos, etc. (155). De hecho, le llama mucho la atención las diversas posibles uniones de cristianas de la época; matrimonios normales con hijos y situación de matriarcado, esclavas unidas a sus amos, libertas unidas con esclavos sin matrimonio.
El profesor Lampe se detiene en su lectura de la “Traditio Hipoliti”, para indagar las profesiones que están excluidas para acceder al catecumenado, pues aportan datos de interés sociológico. Se eliminan todas las profesiones relativas al mundo del circo romano; gladiadores, verdugos, entrenadores, carceleros, etc. Inmediatamente también están prohibidas las prostitutas, proxenetas, dueños de tugurios, adivinadores y a quienes se dedican a los templos paganos. Finalmente, la prohibición afectará a todo lo referente a delitos de sangre, como soldados, pretores (160-162).
Resulta de un gran interés el análisis realizado por nuestro autor de la epístola a los Romanos de san Pablo. Por ejemplo, intenta demostrar por argumentos internos que se trataría de una carta de autopresentación antes de dirigirse a vivir con ellos, motivo por el cual menciona a Aquila y Priscila y otros nombres romanos con lo que busca captar la benevolencia antes de comenzar otra parte de su apostolado. Es decir, terminada la labor del apóstol de los gentiles en el Oriente se dirige a occidente donde terminará sus días (190).
José Carlos Martín de la Hoz
Peter Lampe, Los primeros cristianos en Roma. De Pablo a Valentín, ediciones Sígueme, Salamanca 2023, 606 pp.