Indudablemente, el crecimiento de la inteligencia artificial, las nuevas tecnologías, la expansión de las redes sociales y tantas otras cuestiones, está provocando a la cultura contemporánea a reaccionar con constantes reajustes, convulsiones y, sobre todo, debates de gran calado.
El mundo del arte, de la creatividad, del cine, la música y el amplio espectro audiovisual, las mismas relaciones personales y sociales, la economía, la política y la sociología se han visto provocadas a debatir intensamente sobre el realismo y los límites de la ficción.
Donde hay realismo hay poder y donde hay manipulación hay decepción y desconfianza (14). Precisamente el fracaso de Hegel, nos dirá el escritor y ensayista Jordi Pigem, fue entregar la libertad en la batalla cultural por la fluidez del pensamiento. Si no hay libertad no hay verdad y la filosofía del sentido común terminará por rechazar sus propuestas (78).
Aquí radica la cuestión: somos conscientes de lo mucho que hay en juego en la red. Pero estamos dispuestos a defender la libertad como estamos dispuestos a defender el realismo en nuestra inteligencia y voluntad y en nuestros afectos y sentimientos. Jugar a difuminar los límites de la realidad es engañarse y pretender engañar.
Enseguida, nuestro autor centrará su interesante análisis en la cuestión de la conciencia y el realismo que quedan afectados por las innumerables distracciones de internet y, sobre todo, por la abrumadora información que aporta y que resulta imposible de asumir y de seleccionar (91).
La última parte del trabajo, disminuye bastante tanto en interés como en sustancia, pues Jordi Pigem se dedica a recordar argumentos ya muy gastados, como las vacunas en el Covid (97), el cambio climático (105), el tecnofeudalismo (111) y las propuestas budistas (120).
La conclusión final de este trabajo es un poco defraudante, pues nuestro autor se limita a recordar que el panorama actual no tiene ninguna solución, sino simplemente contemplar lo que se viene encima y escuchar las propuestas del pensamiento líquido: los ríos que fluyen en su camino hacia el mar como la libertad de los hombres en la búsqueda de la felicidad.
Precisamente, la religión y, concretamente, la relación personal del hombre con Dios es la verdadera solución a la manipulación de internet, a la excesiva información, pues por lo memos podemos conocer el sentido de las cosas, la defensa de la dignidad de la naturaleza humana.
José Carlos Martín de la Hoz
Jordi Pigem, Conciencia o colapso, Fragmente Editorial, Barcelona 2024, 185 pp.