Es muy interesante y recomendable seguir la colección de libros que está publicando ediciones Sígueme acerca de la exégesis del nuevo Testamento, bajo la dirección de Santiago Guijarro, catedrático de Nuevo Testamento de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Lógicamente, hay trabajos que nos resultarán de mayor interés que otros, aunque siempre tienen un alto grado de valor científico, pues están elaborados por exégetas de reconocido prestigio.
En esta ocasión, deseamos presentar un trabajo muy singular. Se trata de un estudio sobre la figura de María en el nuevo Testamento, pero buscando sobre todo los puntos de acuerdo de los teólogos católicos y aquellos otros que pertenecen a otras confesiones religiosas, aunque sean realmente punteros en la materia.
Lógicamente, el libro resulta demasiado técnico para ser publicado en esta colección y quizás debería haber sido colocado en otra colección más adecuada para especialistas y no en esta, a la que vamos solamente a buscar aportaciones católicas consolidadas para poder asumirlas y encajarlas en la riqueza interior que cada uno posee de la Palabra de Dios.
El libro, por lo que ya hemos comentado, adolece de la ausencia del ángulo riquísimo e imprescindible, según la Constitución dogmática “Dei Verbum”, de la perspectiva patrística y magisterial, pues son dos hermenéuticas muy cercanas al texto escrito del Nuevo testamento y por tanto, al estar más cercano al origen, siempre son más ilustrativas y pegadas a la realidad en la que conectamos con la verdad oculta tras las letras de la Sagrada Biblia. Como afirma el libro del Apocalipsis, la Escritura está escrita por dentro y por fuera (Apc 5,1).
Inmediatamente hemos de decir que nos ha enriquecido grandemente la interpretación que haces estos autores acerca de la figura de María en el comentario del rico texto paulino lleno de concomitancias: hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley (Gal 4, 4), (53).
Asimismo, nos parece muy interesante la referencia que hacen estos autores al comienzo del libro acerca de escuchar a los primeros cristianos pues, quizás, por esta rendija podrán abrir tanto los protestantes como algunos católicos paras mejorar y afilar la hermenéutica de estos autores (20).
Indudablemente, tendremos que afirmar que indudablemente la expresión María, Madre de Jesús nos llena de alegría, pues ella es María, pero indudablemente también el concilio de Éfeso nos recodó que siempre sería para los cristianos la Madre de Dios en celebre expresión de san Cirilo y de toda la tradición inveterada cristiana de todos los tiempos (24).
José Carlos Martín de la Hoz
Raymond Brown, María en el Nuevo Testamento, Sígueme, Salamanca 2024, 299 pp.