En estos últimos años ha
ido creciendo la producción historiográfica acerca del médico humanista español
Miguel Servet condenado a muerte por Calvino en Ginebra en el siglo XVI. Sin
duda ha contribuido a ello la publicación de sus obras completas por el
Profesor Ángel Alcalá con la colaboración de la Diputación y la Junta
de Aragón.


En esta ocasión presentamos la figura del teólogo Servet
merced al extenso trabajo del Prof. Daniel Moreno, que ha trabajado sobre las
bases y orientación del ya mencionado historiador Ángel Alcalá.


Esta visión de Servet era importante pues no cabe duda de
que fue su pensamiento teológico el causante de su condena a muerte por parte
de la Inquisición
calvinista de Ginebra, directamente dirigida por Calvino desde la aparente
sombra de un Tribunal nombrado al efecto.


El Prof. Moreno ha tenido el mérito de rastrear el
pensamiento teológico de Servet en todas sus obras y sistematizarlo, a la vez
que intentar descubrir la propia evolución personal de Servet.


Resulta especialmente
interesante los cambios de redacción que realiza Servet a lo largo de su vida
de sus tesis principales y del modo de presentarlas. Especialmente en todo lo
referente al Tratado de la
Trinidad.


Indudablemente este exhaustivo estudio nos presenta a un
Servet piadoso, culto, incluso apasionado en su oración (p.37), pero falto de
profundidad teológica y metafísica (p.44). Un hombre con una formación
autodidáctica, sin un maestro. Es interesante descubrir la ausencia de una
lectura atenta de Santo Tomás de Aquino que le habría dado sin duda solidez y
mesura en sus razonamientos teológicos y, desde luego, en sus juicios acerca de
la historia de la teología anterior a él (p.42).


Es encomiable el esfuerzo realizado por Servet por
conocer las Escrituras y es notable el grado de meditación que llegó a adquirir
acerca de ellas, pero muestra la escasa profundidad patrística para leer esos
textos a la luz de la
Tradición.


Servet
alcanzó un alto grado de dialéctica y de exposición de sus ideas, a pesar de su
escasa formación metafísica y teológica, con ella pretendió la defensa de sus
argumentos sobre la
doctrina Trinitaria, delante del tribunal inquisitorial
calvinista que le juzgó en 1553. Después se centró en la negación del derecho
de un Tribunal a condenar a muerte a un hereje. Pero, finalmente el propio
Calvino sentenció: "Las cuestiones
doctrinales no deben ser objeto de acusación criminal por parte de los doctores
de la Iglesia. Pero
él ha abusado grandemente de la criminalidad, contra su condición de ministro
del Evangelio
".


 


 


José
Carlos Martín de la Hoz


 


Daniel MORENO MORENO,
Miguel Servet, teólogo iluminado
¿Ortodoxia o herejía?,


ed. CSIC, Zaragoza 2011, 268. pp.