Nicolás de Ovando y la encomienda indiana



            La
reciente biografía publicada por José Miguel Carrillo de Albornoz
sobre la figura de Fray Nicolás de Ovando pone de nuevo sobre el tapete
la cuestión de la esclavitud en Indias en el período colonial
español.


            Fray
Nicolás fue Gobernador de las Indias entre 1502 y 1509. Después
de poner orden en las colonias y promover el cultivo de la caña de
azúcar y otras importantes medidas, pasó a la historia por la
implantación del régimen de Encomienda. La Encomienda indiana comenzó
en 1508, fue reformada con las Leyes de Burgos de 1514 y de Valladolid de 1517
y se prolongó hasta su abolición en 1542 con las Leyes Nuevas,
aunque su vida continuó en algunos lugares un tiempo más.


            El
régimen de Encomienda consistía en el repartimiento de los indios
en manos de algunos de los conquistadores. De ese modo el Encomendero cuidaba
del gobierno de los indios, de su enseñanza de la religión y de
lo que se denominaba andar en policía. A cambio los indios trabajaban a
su servicio y bajo sus órdenes las tierras encomendadas.


            El
sistema adolecía de dos problemas fundamentales, la falta de
preparación de muchos de los Encomenderos, pues se trataba de antiguos
soldados o aventureros que habían seguido el camino de las Indias como
camino para solventar su miseria y falta de futuro en España. El segundo
la completa falta de costumbre de los indios en el trabajo y menos en el
trabajo manual.


            A
estos problemas se unió la rápida extensión de las
enfermedades importadas de Europa, con la nula posibilidad de defensa
bacteriológica de los indios. La consecuencia fue una gran mortandad
entre los indios.


            Por
otra parte la Reina
Isabel en su testamento dejó claramente asentado que
los indios no podían ser esclavizados, pues eran verdaderamente vasallos
suyos dotados de los mismos derechos que sus súbditos castellanos. Esta
negativa y la necesidad de mano de obra, propició la llegada de los
esclavos negros a América comprados a los traficantes portugueses e
ingleses primero, y holandeses después.


            Por
mucho que el autor remarca el estilo riguroso y sobrio de Ovando a lo largo de
las 372 páginas y salve sus actuaciones de Gobernador en las 200
siguientes, siempre quedará la duda de aquél sistema de
encomiendas que, aunque logró un primer asentamiento de los
españoles y su subsistencia, dejó tan disminuidas las filas
indígenas y abrió camino legal a la arbitrariedad de tantos
hombres sin escrúpulos, como señaló crudamente
Bartolomé de Las Casas en sus obras repetida y machaconamente.


            Un
capítulo apasionante de la historia de España, que merece la pena
seguir profundizando en él. Pues junto a grandes aciertos, sobre todo
legislativos a favor de los derechos humanos, tiene otras sombras, sobre todo
las debidas a las actuaciones humanas.


           


José Carlos Martín de la Hoz


 


Para leer más:


 


Carrillo de Albornoz, J.M.
(2007) El Gobernador
de Indias
, Madrid, Verticales
de Bolsillo


Dumont, J. (2007) La hora de Dios
en el Nuevo Mundo
, Madrid, Encuentro


Sánchez Adalid, J.
(2003) La tierra sin
mal
, Barcelona, Ediciones B