Notas sobre la vida de la gracia

 

En los años noventa ediciones Rialp comenzó la publicación de unos manuales breves que sirvieran como una colección muy útil de estudios de iniciación teológica. La colección llegó a tener un total de 18 volúmenes y, de hecho, muchos de ellos han sido repetidamente reeditados, pues cumplieron con creces los parámetros fundamentales que se habían marcado: lucidez, sencillez y claridad.

Este es el caso del trabajo que ahora deseamos comentar, pues su autor, el filósofo y escritor, Juan Francisco Pozo, ha conseguido redactar un óptimo ensayo sobre el tratado de la gracia y la prueba de su valor está, sencillamente, en las nueve ediciones que se han publicado, desde 1996 hasta el 2007.

Nada más empezar, el profesor Pozo recordará que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y, después del pecado original y tras la muerte salvadora de Cristo, ese hombre caído y redimido, ha sido llamado, por el bautismo, a participar de la naturaleza divina mediante la gracia santificante, de modo que puede no solo hacer obras meritorias delante de Dios, sino fundamentalmente ser agradable a los ojos de Dios.

Es más, el hombre ha sido creado libremente y llamado a la vida de la gracia, a la felicidad en la tierra y en el cielo, a la verdad profunda “El que una persona realice un acto de amor comprometido, orienta su vida por un hombre determinado, totalmente distinto del que hubiera seguido de no hacerlo” (22).

Seguidamente, el profesor Pozo abordará la cuestión tan debatida del necesario equilibrio entre la gracia y la libertad, planteada tantas veces a lo largo de la historia como, por ejemplo, por los errores de Pelagio y de Lutero, con las siguientes palabras que verdaderamente resumen la doctrina de la Iglesia: “El hombre responde con el asentimiento de la fe, que lo invita a la conversión, y con el amor que mueve a la voluntad a dirigirse de nuevo a Dios y apartarse del pecado. Y sin dejar de ser atraído por Dios, busca y obtiene el perdón, que lleva consigo la santificación y renovación interior. Toda la justificación es un don gratuito de Dios” (50).

Realmente el profesor Pozo asumirá doctrina del optimismo cristiano pues su visión de la vida de la gracia y del crecimiento del organismo sobrenatural y el avance del cristiano en el camino de la santidad es verdaderamente esperanzadora aunque, no podemos hablar en términos cuantitativos sino cualitativos; es decir, que la tarea fundamental del hombre es disponer el alma para que Dios la eleve cuando se conmueva.

Por eso nuestro autor nos dirá que: “La gracia no es una cosa que se interponga entre el alma y Dios: es el don del Espíritu que nos introduce en la vida de la Trinidad Beatísima. Y está llamada a crecer y desarrollarse mientras vivimos en esta existencia temporal” (63).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Francisco Pozo, La vida de la gracia. Biblioteca de iniciación teológica, rediciones Rialp, Madrid 2007, 127 pp.