En este interesante trabajo de Tomás Halik (Praga 1948), el famoso sacerdote, sociólogo y ensayista checo, se plantea abiertamente la necesidad de una visión nueva de la Iglesia y de misión evangelizadora con esta palabras y lo hace con estas significativas palabras: “El objetivo misionero del cristianismo no debe confundirse con la difusión de una de las visiones o ideologías del mundo; debe ser algo muy distinto: una continuación del misterio de la encarnación, una dinámica de la encarnación de Cristo en la cultura y la sociedad: sal y fermento” (50).

Lógicamente, nos resulta muy difícil formular un nuevo paradigma pues sería tanto como romper nuestros esquemas mentales para poder avizorar las necesidades espirituales futuras y descubrir desde nuestros parámetros de fe otros planteamientos innovadores que conecten con las querencias más profundas de las nuevas generaciones y, de ese modo, reformular el cristianismo de modo tan atractivo que la secularización imperante se convierta y se trasmute en el atractivo perenne de Jesucristo.

Evidentemente, la tarea recién enunciada se le presenta a Halik después de haber pasado por un cristianismo oprimido por el comunismo checo que fue más cruel si cabe porque se había hecho eco de la perspectiva del eurocomunismo. Pero también Halik nos habla de un cristianismo que ha descubierto las carencias del capitalismo occidental y su auténtica decadencia y postración post modernista.

Efectivamente, para Halik es capital que demos la vuelta a la soberbia atenazante que afecta a tantos hombres y mujeres de nuestro tiempo entretenidos en un egocentrismo brutal, y se produzca el amor total y la entrega total a Jesucristo y a su doctrina salvadora (44).

Indudablemente la crisis de nuestro tiempo, como la de épocas pasadas radica en convertir el cristianismo en una ideología, un paquete de ideas o una “cosmovisión que no es ni puede ser fructífera” (50). Desde luego, nos recuerda Halik, es preciso comenzar por discernir “el espíritu de los tiempos” y “los signos de los tiempos” (53).

Es interesante el análisis de la teología de la historia de nuestro autor cuando denosta el tradicionalismo de algunos, el triunfalismo de otros y, finalmente, el rebrote del progresismo de Joaquín de Fiore y el modernismo imperante en muchos teólogos de nuestro tiempo (69). Frente a ellos ofrece la “Frattelli Tutti” del papa Francisco y su revolución del amor (71).

Evidentemente, sabemos que, a lo largo de la historia, los santos han sido los revolucionarios que se han enamorado de Jesucristo y han abierto desde su vida nuevos caminos hacía él que es nuestro salvador.

José Carlos Martín de la Hoz

Tomas Halik, Desde el reino de los sueños. Mis cartas a un futuro papa, ediciones Herder, Barcelona 2024, 173 pp.