Que el hombre cristiano que ha sido bautizado, ha recibido por un don de Dios una participación de la filiación divina, es una verdad consoladora y fundante; algo que terminará por constituir un modo nuevo de vivir en la tierra.
En efecto, saberse no sólo criatura de Dios, ni sometido a Dios, sino hijo de Dios, introduce una categoría radicalmente diferente a lo que nunca habían podido aspirar los hombres, de hecho, la filiación introduce intimidad, conversación y como afirma san Pablo identificación.
Así pues, ante una realidad tan determinante, conviene detenerse, aunque sea brevemente, para saborear la noción de participación que usa santo Tomás, de modo que una vez pensada y estudiada con detenimiento, pueda ser mejor valorada, apreciada y vivida en plenitud.
Precisamente, este tema fue el tema y objeto de la Tesis Doctoral y de muchas posteriores investigaciones de Monseñor Fernando Ocáriz, actual Prelado del Opus Dei. A ese trabajo nos vamos a referir a continuación, aunque sea de un modo breve y conciso.
Es interesante que Mons. Ocáriz se refiera al concepto de participación en Santo Tomás y diga que lo fundamenta de un modo nuevo. Lo resume con una palabra del famoso tomista Cornelio Fabro: “presenta un principio del todo nuevo, que es el concepto de esse como actus essendi (que no debe confundirse con la existencia del agustinismo y del racionalismo). Desde el interno del esse como acto primero fundante, Santo Tomás desarrolla su propia noción de participación y por eso su entera concepción metafísica” (41).
Enseguida, nuestro autor señalará que, para Santo Tomás, participar “Est autem participare quasi partem capere” (In Boethio de Hebd, lect.2). Es decir, que participar es convertirse en “como” una parte de la captura”. Es muy importante ese “quasi”.
A continuación, irá desgranando nuestro autor los diversos modos de la participación según la metafísica tomista; la análoga, la trascendental, la predicativa. Se detendrá, enseguida, en la participación de la criatura en el ser del creador; pues la participación de la filiación divina es un don sobrenatural que se añade gratuitamente, por el bautismo, a la participación del ser que es constitutivo de la criatura respecto del creador. Precisamente, en ese marco, el profesor Ocáriz señalará que: “la creación es para santo Tomás una verdad que se puede demostrar en forma apodíctica, y el argumento principal es el principio de participación” (47). Enseguida añadirá, siguiendo a Santo Tomás, que “El ser de los entes son como un esse participatum” (48). Poco después añadirá que la relación metafísica entre essentia y esse en santo Tomás es la “relación de potentia a acto” (51).
Así pues, llegamos enseguida a descubrir que para santo Tomás la presencia de Dios en las criaturas, en el orden natural, es por medio de la esencia, presencia y potencia (Santo Tomás, Suma Contra Gentiles II, 98), con todo lo que eso indica. De modo que cuando, por el bautismo somos elevados al mundo sobrenatural, a través de la gracia, y somos hijos de Dios en el Hijo esa presencia de Dios en enseñorea.
José Carlos Martín de la Hoz
Fernando Ocáriz, Hijos de Dios en Cristo, ed. Eunsa, Pamplona 1972, 162 pp.