Hay dos cosas
que recuerdan a tiempos pasados de ideologías totalitarias: una, el yugo y las
flechas que hay en los portales de las casas con el sello del extinto Instituto
Nacional de la Vivienda;
la otra, el Ministerio de Cultura.
Todos los
países que vivieron la tiranía comunista tenían ministerio de cultura, lo
tuvieron los nazis y los fascistas italianos. Es una tendencia típica de
cualquier totalitarismo intentar controlar los hilos de lo que se llama
cultura, o sea, poner en nómina a los artistas y escritores para que estén al
servicio del poder omnímodo.
Lo que me
faltaba por oír lo ha dicho el director de la oficina que monta la Feria del Libro de Madrid: "ya va
siendo hora de que haya un gran pacto político por la cultura". En fin, lo
siento, pero ya no puedo más. Estoy harto de ver cómo esa mentalidad de intervención
totalitaria traspasa todo límite racional.
¿Qué hay de
malo en que los libreros, los productores teatrales, los pintores y galeristas
creen libremente, publiquen libremente y pinten y expongan cuando quieran con
sus propios medios? El poder político, de derecha y de izquierda, ha tenido
siempre la tentación de controlarlo todo y sus funcionarios le van a la zaga.
¿De qué tienen miedo?
No, no
necesitamos ningún pacto político por la cultura, es más, lo mejor sería que la
cultura se alejara de los políticos y de sus subvenciones, a ver si así se
empieza a crear de verdad algo que valga la pena.
Lo que
verdaderamente me preocupa es la tendencia de fondo del ciudadano a dejarse
controlar por el poder político hasta hacerse cautivo de él. Necesitamos
espíritus críticos con el poder y no servilismos, no necesitamos que los
partidos se pongan de acuerdo entre sí para repartir fondos a sus artistas
simpatizantes (que es de lo que se trata). El espíritu crítico viene de la
formación intelectual, de la reflexión y de la libertad de las conciencias.
Todo ello se fermenta en un sistema educativo libre, que tampoco esté
controlado por los partidos de turno. ¿Será que lo que sí necesitamos es un
gran pacto político y ciudadano para blindar el sistema educativo nacional ante
las veleidades electoralistas e ideologizadas del
poder?
Por cierto, la Feria del Libro tiene un presupuesto
de 1.145.000 euros para dos semanas. No está nada mal, teniendo en cuenta que
las 344 casetas están a cargo de los editores y libreros…
Carlos Segade
Profesor del Centro Universitario Villanueva