En el año 2001, Christoph Markschies, profesor de Teología de la Historia de la Universidad de Heidelberg pronunció una célebre conferencia de inauguración del curso académico bajo el sugerente título ¿Por qué sobrevivió el cristianismo en el mundo antiguo?
Indudablemente, para un cristiano la respuesta brota de inmediato: porqué Jesús nos dijo el día de la Ascensión que estaría junto a nosotros todos los días hasta el final de los tiempos (cfr. Mt 28,20) y, además, que nos enviaría al el Espíritu Santo que nos asistiría a su Iglesia y al cristianismo hasta el final de los tiempos (cfr. Mt 16,18). El debate que suscitó aquella intervención ha llegado hasta nuestros días y puede resultarnos inspirador fijarnos en los argumentos que se manejaban.
En primer lugar, al bucear en las fuentes paganas, por ejemplo, en las obras de Juliano el Apóstata, se subraya en primer lugar que el éxito de los cristianos estaba en "su diaconía o atención social cristiana y, además, por la falta de instituciones y de sentimientos análogos por parte pagana". Otros como Alejandro de Licópolis, filósofo neoplatónico del final del siglo III, hablan de que el cristianismo contiene normas éticas sencillas y, sobre todo, la práctica habitual de las mismas por todos los cristianos en la vida pública; es decir, el ejemplo de vida.
En el campo católico podemos fijarnos en los argumentos de los padres apologistas del siglo II, como por ejemplo San Justino quien, en primer lugar, hace referencia a la sangre de los mártires. Otros afirmarán lo mismo, como Tertuliano: "la sangre de los cristianos fue semilla de nuevos cristianos".
Enseguida, aparecieron quienes interpretaban los milagros con los que los apóstoles acompañaban la trasmisión de la doctrina, como, por ejemplo, la curación del hijo del jefe de una tribu de beduino, en señales contundentes de la presencia de lo sobrenatural: "Lo que si muestra tener poder es la señal de la cruz con que el monje santigua al muchacho moribundo".
En cristianismo, por tanto, surgió en el siglo I y en muy pocos años conquistó espiritualmente el mundo. Eso sí pasó por la prueba de las obras de Dios que es la prueba de la cruz.
Fueron 313 años los que transcurrieron para que el cristianismo tuviera carta de naturaleza. La cruz tardará siglos en presidir las iglesias, los caminos, los cuellos de los cristianos. Hace falta siglos para que arraigue la verdadera fe. La de la cruz salvadora.
La maravilla del cristianismo es que Dios nos invita al amor y a la intimidad y todos los días podemos tomar, por fin, el único verdadero camino de felicidad que es el de conocer a Jesucristo, tratarle y amarle. La libertad, por tanto, para aceptar la llamada de Jesucristo, rechazarla o arrepentirse hace que la fe se concierta verdaderamente en un camino de amor.
José Carlos Martín de la Hoz
Christoph Markschies, ¿Por qué sobrevivió el cristianismo en el mundo antiguo?, Sígueme, Salamanca 2009, 126 pp.