Es un hecho verdaderamente sorprendente que los “Ensayos” de Michel de Montaigne (1533-1592), sigan siendo, después de tantos siglos, incluso en la actualidad, una de las obras y uno de los autores más veces reeditados y estudiados en la historia de la literatura. Estamos pues ante un fenómeno que conviene revisar para aprender de la visión del mundo del pensamiento de la preilustración en Francia.
El propio ensayo que ahora estamos reseñando, publicado por la catedrática de literatura de la Universidad de Londres, Sarah Bakewel (Reino Unido, 1963), ha sido reeditado repetidamente desde hace ya diez años en Europa y fuera de Europa, hasta alcanzar siete ediciones (2011-2020).
Como nos explica Sarah Bakewel, al comienzo del trabajo, el término “ensayo”, entre los géneros literarios que habitualmente manejamos, de alguna manera, no remite inmediatamente al modo de escribir estilo y a la capacidad de trasmitir su pensamiento, hasta lograr la penetración en el alma humana del escritor Montaigne, pues cuando decidió en 1570 encerrarse en la torre de su castillo y escribir breves o largos textos acerca de lo que sentía en cada momento, dejó que las palabras que le venían a la pluma (48) fluyeran hasta el lector y así hasta hoy. Los ensayos reunidos se publicaron en 1580 y desde entonces han sido un éxito editorial (50).
La primera parte del trabajo de Sarah Bakewel se dedica a bucear someramente en las raíces familiares de Montaigne, sus estudios en Burdeos y París, las amistades, sobre todo la de La Boetié (133) y amores: su boda en 1565 (195-196), su larga preparación como funcionario, las guerras de religión en Francia (107), y finalmente la alcaldía de Burdeos: trece años de vida de funcionario (103). Es interesante la descripción del terrible accidente que le llevó a estar en 1570 al borde de la muerte y la decisión de encerrarse en la torre de su casa (34). Seguidamente, la autora se detendrá a situarnos en el marco del encerramiento; régimen de vida, construcción y distribución de la torre, el sistema de vida familiar, para culminar en el silencio, extensión e importancia de una biblioteca de mil libros (43), bien construida, leída y aumentada (72). Finalmente, Montaigne saldrá de su retiro para realizar un largo viaje por Italia y centro Europa, que concluirá por su elección como alcalde de Burdeos en 1581 y reelección en 1583; es decir, pasar a ser hombre de confianza del rey de Francia, Enrique III.
Es muy interesante que, precisamente, en el momento de las guerras de religión en Francia, apenas es tratada la cuestión en sus ensayos, lo que la autora achaca a una cierta actitud fideista de nuestro personaje (167); según Pascal, en cambio, a un racionalismo peligrosísimo que le llevará a dudar de todo (180-181); para Malebranche narcotizar el espíritu (186) y, finalmente, a un cierto practicismo para no quedar enredado en una cuestión tan grave y compleja por la que morirán tantas personas a su alrededor (167). Con todo lo que aquí se describe, se supone al lector preparado ante la obra de Montaigne, para dejarse embriagar por sus reflexiones y entender cómo vivía él la vida (19).
José Carlos Martín de la Hoz
Sarah Bakewell, Cómo vivir o una vida con Montaigne. En una pregunta y veinte intentos de respuesta, ediciones Ariel, Barcelona 2020, 483 pp.