Parece que vivimos inmersos en los mensajes de usar y tirar y en las imágenes, muchas veces virtuales o fruto de sofisticados efectos especiales, de modo que, a menudo, resulta difícil distinguir la realidad del trampantojo. El último poemario de Andrés Trapiello me ha gustado, entre otras razones, porque nos enseña a observar y contemplar lo que tenemos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que palpamos con nuestros sentidos en el día a día de modo directo, y a descubrir la belleza del detalle cotidiano, en el canto de un pájaro, en el rumor del agua, en el vuelo de una mariposa, en el vestido de una flor o en el tañido inesperado de una campana... El título del libro "Y" (Pre-Textos, 2018), puede desconcertar, pero el autor explica en el prólogo que lo suscitó la horquilla que forman dos caminos al separarse, que observa desde la casa que tiene en un lugar de Extremadura, en la que se han inspirado algunos de los poemas del libro, escritos desde 2012 a 2018.
A esa contemplación de la naturaleza, se une la memoria, el recuerdo de sucesos vividos, de personas, es decir, que el paisaje se humaniza, y el poeta nos invita a la reflexión sobre el tiempo, la eternidad, el amor, las relaciones sociales… Aquí Trapiello se muestra irónico especialmente con los resortes y maniobras del poder, bien sea político bien sea económico, y de tantos señuelos que nos apartan de lo que verdaderamente nos hace mejores personas y probablemente más felices, menos utilitaristas, más sobrios y más lúcidos. Al final resulta que lo que no sirve para nada, como la poesía, es lo que nos enriquece de verdad.
Luis Ramoneda
Andrés Trapiello. Y (2012-2018). Pre-Textos 2018.