San Ignacio de Loyola



El Prof. García Hernán, Investigador del Consejo Superior
de Investigaciones Científicas, acaba de publicar en la colección de biografías
que están editando conjuntamente la Fundación March y la editorial Taurus
una muy sólida de uno de los santos españoles con mayor proyección
internacional de la historia.


Al lector le puede sorprender que a lo largo de la obra el
autor se muestre tan prolijo para recoger
nombres, biografías y el parentesco de las personas que iba conociendo Iñigo de
Loyola en su tierra natal, en la
Corte, Pamplona, Alcalá, Cataluña, Salamanca, Paris, Venecia
o Roma. Al final todo acaba aclarándose: Iñigo de Loyola (Ignacio a partir de
su época romana), lo que hacía era establecer relaciones humanas y espirituales
con muchas personas. Al estilo de Jesús y sus discípulos, formaba redes de
relación. Así es cómo creció la
Iglesia y también cómo se fue difundiendo el estilo de vida
que cristalizó en la Compañía
de Jesús: por contagio espiritual y de amistad. A la vez, también queda claro
en este trabajo que eran pocos y se conocían los que tenían inquietudes
autenticas de vida renovada.


La lectura de esta biografía muestra de una manera viva,
práctica y real la espiritualidad del siglo XVI. La mejor definición de alumbrado,
erasmista, luterano o espiritual, la va dando García Hernán al ir mostrando los
personajes, sus acciones y pensamiento. Eran
indudablemente años de una gran creatividad, tiempos nuevos y, en ellos,
Ignacio de Loyola buscaba lo extraordinario. De ahí que sufriera hasta cuatro
procesos inquisitoriales. La vida espiritual se había ampliado, casi hecho
moneda común, con difusas líneas de demarcación entre la sana doctrina y el
error. En este libro el lector menos familiarizado con el siglo XVI podrá entender
un poco más lo que fue la Inquisición
y conocer personajes clave como Melchor Cano o el Cardenal Caraffa. Había creatividad,
optimismo espiritual y miedo, pues muchos, naciones enteras, se estaban
perdiendo para la Iglesia
católica, mientras otros estaban abriendo caminos de santidad.


También hay que destacar la fina disección que hace
García Hernán sobre las fuentes, el discernimiento acerca de la historia
oficial y, sobre todo, las primeras interpretaciones de un fenómeno espiritual
nuevo, deseado por Dios para dar frutos apostólicos y para provocar seísmos
espirituales. Era realmente difícil el encauzamiento de un fenómeno
sobrenatural, como es la
Compañía de Jesús, entre el renacimiento de los clérigos teatinos
y barnabitas, los temores del momento y las
necesarias fórmulas jurídicas. Es el paso de Iñigo a Ignacio, del cambio de
hábito, del cierre de la
Compañía a las mujeres, de la obediencia a Ignacio, del
desarrollo final de los Ejercicios, de la fijación del estilo de vida, etc. En definitiva, del cruce de lo sobrenatural y lo
humano.


Si hay algo que destaca García Hernán es la aplicación de
los Ejercicios que daba San Ignacio constantemente, pues a través de ellos se
producía el discernimiento sobrenatural. Eran tiempos de conversión, donde captar
o no el estilo de vida se convertía en señal de vocación. En definitiva: una
biografía compleja, rica, documentada, a ratos un ensayo y, en otros momentos, una
síntesis de teología espiritual, del derecho canónico y de la historia de la Iglesia. Pero
siempre una narración de relaciones humanas, vibrante y llena del fuego del
amor de Dios de San Ignacio.


 


 


José
Carlos Martín de la Hoz


 


Enrique García Hernán, Ignacio
de Loyola
, ed. Taurus, Madrid 2013, 570 pp.