La pregunta que podemos hacernos al celebrar el IV Centenario de la muerte de san Simón de Rojas (Valladolid 1552-Madrid 1624), co-patrono de Móstoles, sería por qué la Iglesia tardó más de un siglo en su beatificación (1766) y, luego, dos siglos más para su canonización en 1988. Seguramente, el Espíritu Santo deseaba recordarnos a los cristianos del siglo XXI la perenne actualidad del mandamiento de la caridad y más en los tiempos que corren. Es decir, que conviene seguir atendiendo a los desfavorecidos y menesterosos de nuestro tiempo: pobres, emigrantes, personas que sufren marginación etc.
Pero, seguramente, la razón es más profunda y tiene mucho que ver con el motivo por el que celebramos el IV Centenario en este Ayuntamiento de la ciudad de Móstoles, es decir, se trataba de recordar la “revolución” de la caridad.
Lo explicaba el papa Francisco en la Encíclica que publicó en el año de la reciente pandemia, en octubre de 2020. En la “Fratelli Tutti” y con el ejemplo de san Francisco de Asís y de san Simón de Rojas, se nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a ser la sal y la luz del mundo y que nuestra misión consiste en es provocar cada día la “revolución” de la caridad.
Este es el gran testamento que el papa Francisco desea trasmitir a todos los cristianos y hombres de buena voluntad del mundo entero: si todos nos esforzáramos en preocuparnos de los demás y atendiéramos las necesidades de quienes nos rodean, la “revolución” sería inmediata y definitiva: construiríamos una sociedad humana, justa y solidaria.
Indudablemente la Iglesia actúa y dedica muchas horas a la santidad canonizada, para presentar modelos de hombres y de mujeres santos, de todas las edades, clases sociales y estados de vida. Modelos de personas corrientes que nos han precedido en el camino de la santidad. De entre todos esos santos, el Espíritu Santo escoge a unos pocos, distintos y variados y nos los presenta como modelos para nuestro tiempo.
Ahora es cuestión de que nosotros hoy acudamos a san Simón de Rojas y le pidamos algo ahora, esta noche, de modo que mañana por la mañana constemos que los santos existen que funcionan, que Dios concede favores y gracias por su intercesión. Es decir, no solo son modelos para admirar y cambiar de vida, sino también sólidos intercesores ante la misericordia de Dios.
Ahora, una vez constatado, es cuestión de escribirlo, por un motivo de justicia, es decir, si te hacen un favor, devuelve el favor escribiendo y así damos gloria a Dios. Además, tenemos comprobado que quien escribe los favores le hacen más. Finalmente, es necesario recordar que los santos son eternamente agradecidos y que nos conviene tener amigos en la tierra y muchos amigos en el cielo.
José Carlos Martín de la Hoz
Exposición y Actos conmemorativos del “IV Centenario San Simón de Rojas”. Museo de la ciudad de Móstoles del 17 al 30 de septiembre.