La historia de un alma es la
historia de su oración. Es la conclusión
que se desprende después de leer la magnífica biografía del Prof. Feldmann sobre la Santa Edith Stein
(1891-1945), beatificada 1 de mayo de 1987 y canonizada en 1998.
La conversión del judaismo al
catolicismo de una de las grandes filósofas del siglo XX comenzó con la
necesidad de la verdad para vivir. Así se la define al comienzo del libro: "Una
buscadora apasionada de la verdad, pero también alguien que no se conformó con
un perezoso encogerse de hombros, sino que, literalmente, buceó hasta los
fundamentos mismos del mundo" (p. 7).
El camino hacia la fe de Edith Stein
irá apareciendo a lo largo de estas páginas. A los 13 años dejó de rezar. En su
casa se practicaba el judaismo, pero sin calor y fuerza de convicción (p.14).
Desde su encuentro con el padre de
la fenomenología, Husserl en Gottinga en 1913, siempre le acompañaba la pregunta
esencial: "la pregunta sobre el fundamento más profundo de la realidad, sobre
la realidad indestructible. Era la cuestión acerca de la verdad, la cuestión
que más tarde la conduciría a Dios y al Carmelo"(p.24).
En los comienzos de su crisis
escribió a un amigo judío acerca de Dios. Le respondió "Dios es espíritu y no
hay más que decir al respecto". Ella anota: "aquello fue para mí como si
hubiera recibido una piedra en lugar de pan"(p.28).
Después
trabajó como enfermera en la primera guerra mundial: el encuentro con el dolor
supuso un encuentro con Dios, a pesar del desconcierto que sufrió ante la falta de
vibración apostólica del capellán (p.34)
A su regreso escribía: "mi ansia de
verdad era mi única oración" (p.39). Pero empezó a leer el Nuevo Testamento. (p.41).
Poco después resume Feldemann: "La irresistible irrupción de Dios en la vida de
un hombre, es, por lo general, la conclusión de una evolución larga, dolorosa y
sembrada de conflictos que se había iniciado años atrás". De hecho, en el
verano de 1921, leyó a Santa Teresa
y terminó afirmando: "esta es la verdad" (p.47).
A la mañana siguiente compró un catecismo y un misal. Una vez estudiada
la misa y el catecismo fue a Misa y al terminar pidió al párroco ser bautizada.
Mientras desarrollaba su vida
profesional en Espira, comenzó a hacer la traducción del De veritate de santo Tomás y su alma se enriquecía con la liturgia en
la Abadía
benedictina de Beuron (p. 63). En Münster atendió a sus alumnas hasta el 25 de
febrero de 1933, que da su última clase por la persecución nazi (p.86). Es el
final de una larga espera y decidió irse al carmelo. "En la persecución a los
judíos ve ella una lucha contra la humanidad de Cristo" (p.88). De ahí su
nombre de religión: Teresa de la
cruz. En 1938 tiene que huir a Holanda.
En 1940 los alemanes invaden
holanda, mientras ella empieza a escribir la ciencia de la cruz. El 2 de agosto
fueron a buscarla al Carmelo de Echt y la llevaron al campo de Amersfoot y de
allí el 4 a
Westerbork. Allí "se embarcó en la aventura de la fe y se
entregó por completo a Dios: ese Dios es tan real que le dio la fuerza para
avanzar serenamente hasta la cámara de gas" (p.27). Era el 9 de agosto de 1942,
cuando es llevada a Auschwitz y gaseada (p. 139).
José Carlos Martín de la Hoz
Christian Feldmann, Edith Stein. Judía, filósofa y carmelita, ed. Herder, Barcelona 2009, 152 pp.