Con este interesante e inquietante título comienza el filósofo catalán de la religión Javier Melloni (Barcelona 1962) su amplia recopilación de breves textos poéticos entorno al ansia de metafísica en general de la intelectualidad actual y, en particular, del ser absoluto.
De hecho, el arranque de la tercera parte, denominada “ocultamientos”, es un largo texto de Tauler un discípulo del maestro Eckhart que dice lo siguiente: “El ser humano hace lo que quiere y lo comienza como quiere. Pero no alcanza la verdadera paz mientras su ser no sea la imagen del hombre celeste, lo cual no es antes de los cuarenta años. Hasta entonces está ocupado en muchas cosas. La naturaleza le lleva de aquí para allá y muchas veces le domina, aunque él se cree el mismo Dios” (87).
El tratamiento y objetivo del libro e incluso la tipografía y composición es caprichoso; se va deslizando por diversos niveles, como un “collage”, en donde caben todos los órdenes del saber que suelen encuadrarse en Humanismo: urge en la cultura, derecho, literatura, arte, teatro, cine, filosofía e, incluso, en la poesía, el inmediato regreso de la metafísica.
No se trata verdaderamente de una metafísica desarrollada al uso aristotélico tomista ni siquiera al escotista y menos al nominalista, sino que es más parecido a la paleta de un pintor con cuatro colores, con la que se apresta a dibujar no solo la realidad, sino el ansia de ser: bondad, belleza, unidad y verdad y, a partir de ahí, que cada uno vibre con lo que sintonice.
Es interesante, el número de reediciones que ha tenido este trabajo y eso que mantiene la apariencia de obra provisional, arrancada al autor en 2013, inacabada, es decir, con aspecto de ser algo deslavazado, fruto de la improvisación del autor y sus afanes por ganas de terminarlo, sin terminar de darle forma. A lo mejor, ese estilo “naif” es quizás lo que lo hace aún más atractivo.
Asimismo, llama la atención el número abundante de poetas citados de pasada sin referencias, de memoria y, en cambio, el escaso número de filósofos y místicos: Rilke, Juan Ramón Jiménez, Eckhart, Susón, y Tauler, frente a Platón, Aristóteles. Ibn Arabi, y Teilhard de Chardin.
Evidentemente, detrás de este lenguaje más o menos críptico, sin autenticar, el autor preferentemente tiene en cuenta al hombre como ser llamado a ser imagen y semejanza de Dios, de ahí su dignidad (catecismo de la Iglesia católica n. 1700).
A la vez, Melloni desarrolla, especialmente en el capítulo del amor, su desarrollo como donación incondicionada y, por tanto, explicita una antropología realista para provocar al hombre a salir del propio e infecundo yoismo para perfeccionarse en y desde la entrega al otro en las relaciones humanas y divinas. Así se produce el definitivo camino del hombre hacia la felicidad duradera y estable, que solo puede suceder con el colmarse del amor infinito de Dios.
José Carlos Martín de la Hoz
Javier Melloni, Sed de ser, ediciones Herder, Barcelona 2020, 150 pp.