Silencios que hablan

 

El sacerdote Manuel Vargas (Madrid 1975) es Vicario de la diócesis de Getafe y trabaja intensamente en la basílica del Sagrado Corazón de dicha localidad. Es predicador de muchas tandas de ejercicios en el mundo entero y, por tanto, buen conocedor de la espiritualidad ignaciana, En definitiva, se trata de la obra de un hombre dotado de una gran espiritualidad.

El resumen, muy personal, de los Ejercicios espirituales de san Ignacio, toma nuevo aire y brillo en la actualización de este sacerdote, pues el tono austero y vasco del fundador de la Compañía de Jesús deja paso a un estilo Alegre, a veces desenfadado, coloquial, aunque comedido

Permanece el estilo, los temas de meditación, los grandes e ilustrativos ejemplos expuestos por san Ignacio, aunque las anécdotas sean del siglo XXI y muy de nuestro tiempo.

Ciertamente estos guiones ayudarán en adelante a los que vayan a hacer unos días de retiro espiritual y coincidan con don Manuel para dirigirlos, lo complementarán cuando se queden a solas, “en los silencios que hablan”, También suplirán cuando el sacerdote sea menos sugerente y, finalmente, también suplirán del todo cuando alguien desee hacerlo solo.

En definitiva, lo que se trata es de poner a los hombres y mujeres de hoy delante de Jesucristo y provocar, con la gracia de Dios, la conversión verdadera de vida. Los retiros de Emaús, por ejemplo, son un impacto espiritual para toda la vida: una carga explosiva.

Estos que ahora presentamos, reflejan otro ambiente más sereno: se trata de convertir al convertido y darle pautas de futuro, de captar el interés y formar la cabeza y el corazón para que la conversión sea más duradera

En cualquier caso, los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, llamados a la santidad solemnemente por el Concilio Vaticano II (no tiene aspecto de que se nos vaya a bajar la exigencia de santidad) deberán acudir a la dirección espiritual o acompañamiento espiritual para concretar el camino que han de recorrer cada día tras el amor de Dios. También deberán limpiar fondos una vez al año en un retiro espiritual.

¿Por qué tanta tarea? Porque, como recordaba san Josemaría, el santo de lo ordinario, la conversión es cosa de in instante y la santificación es obra de toda una vida, de ahí q2ue el amor de dios requiera amarle todos los días.

Como afirma nuestro autor “no se trata de ser indiferente a los reclamos de la vida, sino en ser siempre libres parta amar a Dios y a los demás en cada instante. Por tanto, no esconderse ante la mirada de Dios” (82). Finalmente, nos recordará que, si tenemos duda de fe, respiremos fuerte (168) y exclamemos con nuestro autor que “ser bueno no es fácil y todavía menos sin la ayuda de Dios” (169).

José Carlos Martín de la Hoz

Manuel Vargas, Silencios que hablan. Ejercicios espirituales de san Ignacio, Palabra, Madrid 2025, 254 pp.