La Teología Fundamental aborda la existencia del Misterio. La aceptación del Misterio se encuentra en la base de nuestra fe, nos permite leer con humildad las Sagradas Escrituras y tratar con reverencia lo sagrado. Lo que está por encima de nosotros, aquello que excede a nuestra comprensión ¿cómo no aceptar que allí se oculta un misterio? Es por ello por lo que he agradecido encontrar en un libro del sacerdote y filósofo Luigi Giussani, Los jóvenes y el ideal una reflexión sobre el mismo.
Parte el profesor de la aspiración a la felicidad que se encuentra en todo corazón humano, compatible con el dolor y las frustraciones de la vida, lo cual considera que es un misterio existencial. Al final, se trataría de una formulación más de las preguntas tópicas: "Quién soy, de dónde vengo y a dónde voy". La respuesta es que soy un ser limitado, que como especie procedemos de lo desconocido y como individuos no sabemos hacia dónde nos encaminamos, pero la negación no resuelve el problema sino que lo oculta.
Afirma Giussani que lo contrario del misterio no es la razón sino la duda. La realidad -misteriosa o no- es independiente de nuestras razones u opiniones y frecuentemente se ofrecen como verdades demostradas ideas que no pasan de ser hipótesis. Existe una verdad filosófica según la cual todo lo material es limitado, Como nos recuerda santo Tomás de Aquino, por larga que sea unacuerda siempre tendrá un principio, lo conozcamos o no.
Cuando veo en televisión los esfuerzos que realizan los científicos por descubrir los límites del Universo, un misterio natural por otra parte irrelevante, cuando escucho que tal fenómeno cósmico se ha producido hace tantos millones de años como si el que lo afirma hubiese estado allí comprobándolo, siento un cierto sentimiento de ridículo.
La realidad del misterio debería llevarnos a aceptar un orden distinto al material, algo que se oculta a una comprensión limitada . La aceptación de ese otro mundo no material debería dar reposo a los espíritus inquietos e inquisitivos, pero no lo aceptan ni siquiera como una hipótesis plausible; no lo han visto, no lo han tocado y la racionalidad de la hipótesis no les basta.
Giussani identifica el Misterio con nuestro Destino individual y como especie, con el Ser y con lo divino y espiritual, con Dios.
Juan Ignacio Encabo Balbín
Luigi Giussani, Los jóvenes y el ideal. El desafío de la realidad, Ediciones Encuentro, 1996.