Sumatoria de Atrocidades



SUMATORIA
DE ATROCIDADES


 


            Max Gallo es bien conocido en el ámbito de la novela
histórica, por sus trabajos bien argumentados, su cuidada narrativa y
correcta ambientación. En su último trabajo, "La cruz de occidente" (Alianza
Editorial, Madrid 2007, 621 pp), describe las luchas
por la hegemonía en el Mediterráneo y las guerras de
religión durante el siglo XVI.


            Hay
novelas históricas bien construidas, con buena ambientación, pero
ideologizadas: la intención es demasiado
patente. El problema es sencillamente que no resultan creíbles, porque abarcan
demasiados temas. Es difícil reflexionar sobre cuestiones tan complejas
y alcanzar el grado necesario de objetividad y serenidad para describirlos.
Así, con frecuencia, se rompe prontamente y con excesiva facilidad el
pacto de confianza entre el lector y el autor.


            En
esta novela, el autor expresa, con toda crudeza, la crueldad de la sincronía. Son
demasiados hechos históricos y todos dirigidos a lo mismo: la ruptura de
la fe y la vida, la incoherencia de muchas vidas cristianas en el mundo de la
política: las relaciones entre el Papa y los Reyes cristianos, el Sacco di Roma, Enrique VIII, Lutero, el Islam y la Reconquista de Granada, etc.


            El
personaje, Bernanard de Thorenc,
se encuentra con el problema de los conversos al Islam, los jenízaros y
de los Berberiscos. Seguidamente llega a Granada y vive los problemas de los
convertidos falsamente al Islam. Inmediatamente conoce la Corte de Felipe II
por dentro. Llega a Inglaterra y asiste a la boda de Ana con Felipe II y el
problema de la
Iglesia Anglicana. Después la
extensión de los Hugonotes en Francia. Luego asiste a la
actuación de la Inquisición en Valladolid, finalmente acaba
participando en la batalla de Lepanto.


            Aunque
el protagonista va encajando, mediante la oración, los golpes de la
vida, es un milagro que siga creyendo. Este es quizás el objetivo de
esta novela: mostrar la falsedad de toda fe, que –en el fondo- solo
enmascararía el afán de poder. Así lo dice expresamente
uno de sus protagonistas: "Dios,
la religión, la Iglesia, para la mayoría de los hombres no son
sino máscaras. Detrás de sus libros santos, sea el Corán,
el Antiguo o el Nuevo Testamento, esconden sus libros de cuentas. No son las
cuentas de un rosario lo que desgranan, sino un ábaco de mercader lo que
manipulan" (p.309)


            El
autor deja de lado, intencionadamente, todas las vidas virtuosas y santas que
tuvieron lugar en el siglo de oro de la mística castellana,
además de tantos que llevaron a cabo, con la gracia de Dios, la reforma
de la
Iglesia Católica. También
obvia la expansión misionera que extendió la Iglesia por África,
Asia y América. Sólo señala la cruz y la crueldad de las
vidas rotas, sin mostrar las vidas coherentes y santas que han trasmitido la fe
de generación en generación hasta nuestros días. Sí:
Dios es amor, como ha recordado Benedicto XVI en su primera Encíclica y
tantos cristianos de todas las épocas lo han vivido y explicado con sus
conductas.


 


José Carlos Martín de la Hoz


Francisco Martín
Hernández, Historia de la Iglesia Moderna,
ed.Palabra, Madrid 1999, 369 pp.