Rüdiger Safranski (1945, Rottweil), una vez más nos ofrece un magnífico trabajo de síntesis de la historia de las ideas en torno al concepto de “ser único”, a la individualidad y, en definitiva, realiza un recorrido de los rasgos sobresalientes de la antropología metafísica a lo largo de los últimos siglos y especialmente desde la modernidad hasta nuestros días.
Quizás lo más interesante de este intenso recorrido por los grandes pensadores de los últimos siglos estriba en las constantes referencias a las raíces nominalistas de muchos pensadores, lo cual me parece de un gran interés pues todavía algunos piensa en su ignorancia que desde Francisco de Vitoria y Domingo de Soto promovieron el tomismo renovado de la Escuela de Salamanca durante el siglo XVI, habría terminado el fideísmo, pero en realidad no: ahí aparece en algunas cuestiones en Duns Scoto (25, 26) en Montaigne (61), en Stirner (152).
Enseguida, hemos de referirnos al interesante tratamiento de la figura de Lutero y su peculiar manera de entender a Dios o a “su Dios” (35). Esto es capital para entender también su ruptura apocalíptica y reformadora, entendida desde la enfermedad patológica de los escrúpulos (40). En cualquier caso, la fe de Lutero consiste en “dejar hacer a Dios” (44) y en hacer desaparecer las relaciones y acciones sagradas de la liturgia (49).
Asimismo, se contienen abundantes referencias a Thomas Hobbes, tanto de pensadores antecedentes, como Maquiavelo y su razón de Estado (32), Savonarola, cuyos discípulos primero lo queman y luego valoran lo que había dicho (34). También los desconfiados del Estado y la naturaleza como Rousseau: “tu libertad comienza donde termina la mía” (88), y Stendhall con su conocerse para auto regularse (108). También, con pensadores que se oponen al estatalismo como Kierkegaard, siempre temeroso del compromiso para no perder libertad (132). Thoreau: “no hay Estado libre, sin ciudadanos libres” (173). Hannah Arendt: “nacimiento por la libertad” (272) y, por supuesto, a Jean Paul Sartre que se rebelaría siempre ante lo “que niega a uno mismo” (289).
Es muy interesante su detenido análisis de Heidegger, pues ha redactado una extensa biografía personal e intelectual acerca de este luchador “con su existencia” (253) y llamado “a su ser mismo” (261) y, añade, “la cualidad aniquiladora de la libertad, que rechaza y niega lo que le amenaza” (293).
Finalmente, nos recordará la importancia del existencialismo para estimular al individuo “a que hiciera de sí mismo su propio destino”. Es más, añade, “Parece que el existencialismo ha pasado la valoración de lo individual. Con la mirada puesta en la actualidad del mundo occidental, se habla incluso de la ‘sociedad de las singularidades’” (317).
José Carlos Martín de la Hoz
Rüdiger Safranski, Ser único. Un desafío existencial, Tusquets, Barcelona 2022, 365 pp.