Hace un año en el Programa sobre el Codigo
Da Vinci en la Televisión Cuatro, el Padre Arenillas afirmó sin venir a cuento una
expresión, que me ha dado mucho que pensar: se necesita un nuevo Lutero en la Iglesia.
Los verdaderos reformadores en la Iglesia han sido los
santos: ellos son los que han traído los cambios profundos, la nueva savia de
la verdadera reforma. Una reforma que, para ser verdadera, comienza por uno
mismo, en una insaciable búsqueda de la verdad, del amor y de la coherencia y
armonía de las virtudes.
Los santos son inconformistas, revolucionarios del amor.
Pues el cristianismo es una Revelación de Dios a los hombres: locutio Dei ad homines.
Por tanto se puede profundizar, radicalizar, ahondar, pero no tergiversar: pues
no es un invento humano, sujeto al cambio.
Los que no creen en Dios, piensan
siempre en soluciones acomodaticias: no tienen límites en sus opiniones,
siempre cambiantes. Como decía Benedicto XVI hace un año, en Valencia: "En la cultura actual se exalta muy a menudo
la libertad del individuo concebido como sujeto autónomo, como si se hiciera él
sólo y se bastara a sí mismo, al margen de su relación con los demás y ajeno a
su responsabilidad ante ellos. Se intenta organizar la vida social sólo a
partir de deseos subjetivos y mudables, sin referencia alguna a una verdad
objetiva previa como son la dignidad de cada ser humano y sus deberes y
derechos inalienables a cuyo servicio debe ponerse todo grupo social". No
es de extrañar que muchos de nuestros contemporáneos se hagan nudos, con las
cuestiones morales. Sin verdad es difícil orientarse en el camino.
La libertad religiosa no consiste en
suprimir crucifijos en las escuelas, prohibir procesiones, o ridiculizar a la Iglesia. Ese planteamiento negativo, sólo lleva a producir
luchas y enfrentamientos. Nadie puede ser obligado a creer, ni a practicar una
religión, pero tampoco impedirlo, ni ridiculizarlo.
Los cristianos, hemos de estar atentos a la propia
conducta, pues siempre deberemos convertirnos, siempre deberemos reconocer
nuestras incoherencias con el Evangelio. Pero también hemos de estar atentos
para esforzarnos en luchar contra la dictadura del relativismo que pretende
imponer su falta de amor a la verdad
José Carlos Martín de la Hoz
Para leer más:
Julián Herranz, La libertad religiosa en nuestra sociedad,
Palabra 2006
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5150
José Ignacio Rubio, La primera de las libertades, Eunsa 2006
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4471
Jószef Mindszenty, Memorias, Emecé 1975
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4221
Sabatina James, Del Islam al cristianismo: mi historia,
Palabra 2006
http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4532