Me ha llamado la atención recientemente el siguiente texto de El mundo según Mark, de Penelope Lively, cuando nos cuenta que el protagonista de la novela Estaba pensando en un pasaje de uno de los ensayos de Strong en el que este consideraba los libros como una de las mayores fuerzas divisorias de la sociedad y venía a decir algo así como que el distanciamiento entre un individuo y su vecino se debía en igual medida a los libros que ambos habían leído o dejado de leer como a las circunstancias de nacimiento o a la posición económica. Algo de cierto hay en estas contundentes palabras, puesto que los libros contienen ideas, opiniones, puntos de vista, modos de entender la existencia…, que pueden ser muy dispares y causar discusiones e incluso enfrentamientos, como ha sucedido a lo largo de la historia. Por considerarlos peligrosos, se ha intentado a menudo eliminarlos. Tarea difícil, por otra parte, pues son abundantes los ejemplos de textos prohibidos o censurados, salvados de la quema y publicados clandestinamente.
Sin embargo, me parece que sucede más a menudo lo contrario, es decir, que los libros son puntos de encuentro entre personas, por afinidad de ideas, de gustos estéticos o por la simple razón de que la lectura da pie a dialogar y a reflexionar sin necesidad de tirarse los trastos a la cabeza, de modo que resulta enriquecedora para ambas partes. José Ramón Ayllón, en Desfile de modelos (Rialp), explica las virtudes fundamentales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza) partiendo de la Odisea, un poema y unas ideas que pertenece al patrimonio común de la humanidad. Prueba de que los libros unen son, por ejemplo, las tertulias literarias u otras actividades parecidas o la importancia que damos a la opinión de otros lectores o de un buen librero antes de decidir si leemos o no leemos determinada obra.
Me parece que lo que de verdad separa a las personas son las desigualdades que causan el analfabetismo, una educación insuficiente, la falta de igualdad de oportunidades para llevar una vida digna... Una sociedad poco lectora está mucho más expuesta a las arbitrariedades y abusos de los poderosos de este mundo, es mucho más manipulable, es como un enfermo cuyo organismo carece de defensas o como un rebaño de borregos en el mejor de los casos.
Luis Ramoneda
José Ramón Ayllón. Desfile de modelos. Rialp 1998