Y nacieron los mediocres

 

Dentro de las muchas e interesantes digresiones que realiza Peter Sloterdijk en su monumental trabajo sobre el gris, como color de la modernidad y de la civilización occidental contemporánea, se encuentra una sustanciosa referencia a la mediocridad que conviene anotar aparte.

Precisamente, en la segunda mitad del trabajo, Peter Sloterdijk se referirá al “purgatorio cristiano” y lo pondrá en directa consonancia con la creación del pecado venial. Lógicamente, esta idea brotará al estudiar con detalle la “Divina Comedia” de Dante y, por supuesto, para su correcta interpretación acudirá enseguida al medievalista francés por antonomasia Jacques Le Goff, quien habría realizado antes que él la aseveración de la existencia del purgatorio que nació en el occidente cristiano por la “aparición de la mediocridad”.

En efecto, Peter Sloterdijk lee a Le Goff y afirmará con gran seguridad lo siguiente: “el evangelio de la existencia del tercer lugar se extiende desde el siglo XII por todas partes donde había sacerdotes que ayudaban a rellenar los formularios necesarios para la última travesía: los muertos en pecado -la inmensa mayoría, al parecer- podían contar con una segunda oportunidad mientras hubieran acumulado solamente peccata quotidiana, los denominados pecados veniales, pequeñas faltas, quae non sunt ad mortem”.

Enseguida, explicará Peter Sloterdijk recogiendo las ideas de Le Goff, que ambos conceptos; purgatorio y pecado venial, “corresponderían a un cambio de visión del mundo por el que aumentaron los mediocres, las categorías intermedias, tanto desde el punto de vista moral como sociológico, con el fin de complementar la exclusiva oposición de los grandes y los pequeños, devenida inasumible para las gentes urbanas. (…). Desde la Baja Edad Media la democracia moderna se ha ido preparando a partir del espíritu creciente de lo mediano. Sin huida de las masas a la mediocridad, no hay tiempos modernos” (143-144).

Es quizás interesante esta interpretación, sin duda realizada en un ambiente de justicia y salvación según el pensamiento de san Anselmo de Canterbury en su célebre “Cur Deus homo?”. Pero, siento llevar la contraria a ambos grandes de la cultura y la historia de la civilización occidental, quien ha vivido la vida cristiana y lo ha intentado hacer en plenitud mediante la amistad con Jesucristo a diario y sin limitaciones, conoce inmediatamente la necesidad de la humildad y la importancia de comenzar y recomenzar en pedir ayuda a Dios para seguirle. La tentación de la mediocridad nació en los primeros siglos y basta con leer la escena de Caín y Abel en el libro del Génesis

Asimismo, la necesidad del arrepentimiento ante el pecado de la tibieza se puede leer, por ejemplo, en el tratado de la “unidad de la Iglesia” escrito por san Cipriano en el año 250 después de la persecución de Decio.

José Carlos Martín de la Hoz

Peter Sloterdijk, Gris. El color de la contemporaneidad, ediciones Siruela, Madrid 2024, 282 pp.