En Ciudad del Cabo, sentada en su jardín rodeado de sofisticadas medidas de seguridad, Clare Wald, octogenaria escritora mundialmente aclamada, revisita su vida a medida que responde a las preguntas de su joven biógrafo, Sam Leroux, quien acaba de regresar de Nueva York a su Sudáfrica natal .
En paralelo, Clara escribe el que puede ser su último libro, una autobiografía encubierta bajo el título de Absolución.
Con un talento descomunal para ser su primera novela, Patrick Flanery despliega ante el lector el pasado de Clara, su matrimonio roto, la obsesión por su hija Laura que desapareció sin dejar rastro tras afiliarse a la lucha armada contra el régimen del apartheid, su colaboración con la censura, su participación en el asesinato de su hermana. Pero a la vez siempre queda un velo de duda. ¿Fue eso lo que ocurrió? ¿O es fruto de la mente novelística de Clara? ¿Puede alguien enfrentarse abiertamente a su pasado? ¿Qué papel juegan en todo ello los propios fantasmas de Sam?
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2012 | Galaxia Gutenberg |
464 |
978-84-15472-11-7 |
Comentarios
¿Puede alguien enfrentarse abiertamente a su pasado? Esta es una de las preguntas que aparecen en la contraportada de Absolución. Y yo añadiría, ¿puede alguien enfrentarse a su sentido de culpa, que le acucia y persigue, sin creer en un Dios que perdona? Al leer este libro me he dado cuenta de que no es esta la pregunta que plantea el autor, pero es la que a mí me ha provocado esta historia ambientada en Sudáfrica, una país aún envuelto en los recuerdos del apartheid, protagonizada por una anciana y prestigiosa escritora y su biógrafo, un joven vinculado a ella por la admiración y por inquietantes motivos que se irán desvelando a lo largo del libro.
La escritora rememora su vida en sus conversaciones con el joven y por medio de una novela que está escribiendo, titulada Absolución, en la que recuerda a su hermana y su hija muertas, su matrimonio roto, su ideología política, una vida cargada de culpas que la acucian, de fantasmas que la persiguen... Busca Absolución, pero esta no le llega ni a través de la memoria ni del desahogo de contárselo a otro ni de la literatura...
Lo más loable de este libro es que aborda el sentido de culpa del ser humano, una culpa sin solución en el caso de la protagonista al no tener a nadie a quien pedir perdón -ni su hija y hermana muertas ni Dios, en quien no cree.
No es una novela fácil, pero es buena literatura. El autor escribe con oficio, un gran oficio, siendo este su primer libro, entrelazando el pasado y el presente, la ficción y la realidad, describiendo una Sudáfrica que no está exenta de problemas, muy al contrario, después de la desaparición del apartheid y, sobre todo, tratando el tema de la culpa, tan ignorado por muchos en la actualidad, pero tan esencialmente humano. Una culpa que, sin nadie a quien pedir perdón, devora.