Albéniz, el pianista aventurero

El autor, Lorenzo Silva, aprovecha la conmemoración del centenario de la muerte del compositor Albéniz para tratar de trasladar a los lectores la vida y sobre todo, la infancia del compositor.
Está escrito en primera persona, en forma de diálogo con Manuel de Falla, a quien encuentra en París. Fundamentalmente se trata de recuerdos del compositor a lo largo de su vida, sobre todo de su infancia.
Cuenta que se escapó de su casa en varias ocasiones, incluso una de ellas como polizón de un barco con rumbo a La Habana y lo hace de manera que al lector le puede parecer normal que un niño viva escapándose y tratando de sobrevivir con su trabajo. Me parece muy poco didáctico basar el éxito y la supervivencia en una vida independiente cuando se es todavía un niño.
No creo que los niños se puedan sentir identificados con el personaje; quizá pueda despertar admiración el hecho de que el personaje principal pueda vivir solo, al margen de su familia. Resulta llamativo que los padres casi no aparezcan en el libro haciendo que, en la vida del compositor, tuvieran poca influencia e incluso puede dar la impresión que no se preocupaban de su hijo sobre todo, cuando no vemos la reacción que debieron tener en las diferentes ocasiones en que se escapó.
El leguaje que emplea el autor es muy fácil pero no por eso falto de riqueza de vocabulario.
Hay bastantes diálogos, la mayoría cortos, que hacen agradable su lectura.
El autor hace una incursión el la historia de España, haciendo partícipe a Albéniz de hechos ocurridos durante la I República y los enfrentamientos de los carlistas por el poder.
Habría que objetar, además de las escapadas que el autor nos presenta a un niño inmerso en una vida de adulto que vive solamente por y para su trabajo; no hay ni rastro del niño; ni juegos, aventuras o diversiones.
El valor que se le puede reconocer es la difusión de la vida de grandes autores de nuestra cultura. El lector se puede sentir inclinado a conocer algo más de la vida de Albéniz y sobre todo de su obra. No estaría de más que una vez leído el libro, tanto en clase como en casa pudiera oír algunas composiciones.