Basándose en las nuevas técnicas europeas, el joven médico Simon Jordan entrevista a la reclusa Grace Marks, condenada a cadena perpetua por haber participado en un crimen a los dieciséis años, para rescatar de su memoria aquel violento suceso. Atwood parte de un hecho real para internarse en los lugares más recónditos de la mente y trazar un vívido cuadro de la sociedad decimonónica, sus contradicciones y sus complejidades.
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Para esta novela, la autora se nutrió de documentos y periódicos de la época y así nos relata el asesinato en 1843 de un terrateniente canadiense y de su ama de llaves, a manos de Grace Marks, su criada de 16 años y el mozo de cuadra. El hecho conmocionó a la sociedad de la época por las circunstancias del crimen y la corta edad de su protagonista. Este es el punto real de partida para la ficción de Atwood sobre la tranquilidad y la culpa, la instrospección de las acciones del hombre, sus motivaciones racionales y también las más animales. La trama se desarrolla entre médicos, psiquiatras, carceleros y un grupo de personas que pretenden salvarla. Lo que no se sabe es si la terapia del doctor Simon Jordan logrará que Grace recupere la memoria -embotada- de los hechos acaecidos, lo cual podría hacerla aparecer como totalmente culpable o quizá inocente. Los relatos de Grace están llenos de metáforas, flashbacks, introduciéndonos en la mente de la protagonista. En fin, una novela compleja, fina y delicada, tal vez la mejor obra de Atwood.