Cuando el anciano Allan Armadale escribe su terrible confesión en el lecho de muerte, no puede ni imaginarse las repercusiones que tendrá esa carta cuando su hijo recién nacido la lea años después. Por segunda vez, dos hombres con el mismo nombre y el mismo apellido se verán implicados en la prosecución de una herencia que parece maldita. Mientras tanto, se suceden las sigilosas intrigas de Lydia Gwilt, un personaje misterioso y perverso que horrorizó a los lectores victorianos y que todavía hoy sobrecoge. Una mujer que llegó a ser definida por la crítica como "una de las villanas más curtidas". Con estos hilos y la complicidad del lector, el maestro Wilkie Collins teje una trama envolvente y seductora que brega entre identidades confusas, maldiciones heredadas, rivalidades amorosas, espionaje… y asesinatos.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2000 | Ediciones B |
Traducido por Josep Ferrer i Aleu |
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2008 | Verticales de bolsillo |
1092 |
978-84-92421-1 |
Comentarios
Esta novela es una de las
Esta novela es una de las grandes obras de Wilkie Collins (1824-1889), escrita para su publicación por entregas, un tipo de difusión muy común en aquella época, que Collins practicaba al igual que su amigo Charles Dickens. Esto explica el volumen de la narración, que puede parecer excesivo si se lee de una tirada, y su distribución en unidades «digeribles» y en parte repetitivas. Si alguien se decide a leer este libro, lo que ciertamente vale la pena, le recomiendo que lo haga en varias etapas, intercalando otras lecturas. La trama puede seguirse bien a pesar de las interrupciones, pues el número de personajes relevantes no es excesivo.
Allan Armadale, un potentado inglés, dicta en un balneario suizo una carta destinada a su hijo, quien deberá recibirla cuando cumpla la mayoría de edad. En la misiva se narra la historia familiar, se comunica la existencia de una herencia y se conmina a su receptor a evitar cualquier contacto con determinadas personas, que pueden suponer un peligro real para el joven.
A partir de ahí se desarrolla una historia muy inglesa, que transcurre por Londres y Norfolk, por las colonias del Imperio y por algunas ciudades europeas. La ambición, los celos, la inocencia y la impulsividad de los jóvenes y las malas artes de una mujer, apoyada por una taimada curandera y un supuesto médico, amenazan la vida y la prosperidad de los dos protagonistas que, debido a los lances de la fortuna de su padre, llevan oficialmente el mismo nombre.
Collins es un escritor excepcional. Como dije al comienzo, el estilo y el ritmo pueden parecer algo repetitivos, y la novela en general se hace larga. No obstante, pienso que vale la pena leerla.
Con La dama de blanco y La piedra lunar no forma una trilogía (son novelas independientes) pero sí una feliz tríada. Para mí son las tres obras cumbre del prolífico escritor.
Una vez más, conduce hábilmente una intriga especialmente enmarañada (al tiempo que desvelada poco a poco) con la utilización de distintos puntos de vista narrativos.
No faltan el odio y el amor, la magnanimidad y la codicia, la belleza y la fealdad morales...
Recomendabilísimo como "novelón de verano".