La novela, aunque fue escrita en 2017, si no fuera por las referencias a sucesos, personajes y asuntos actuales, podría pasar por uno de los clásicos del género publicados en la primera mitad del siglo XX, comenzar a leer despierta la sensación de haber abierto de nuevo una novela de Agatha Christie, aunque los personajes sean distintos y los ambientes sean actuales.
Está escrita en primera persona por el mismo autor, que aparece contratado por Hawthorne, que ha sido policía, aunque ahora es solo un consultor externo; le propone que le secunde para resolver el asesinato de Diana Cowper que se acaba de producir. La tarea de Anthony consistiría en seguirle a todas partes para que escriba una novela sobre la forma en que Hawthorne va a resolver el asesinato.
El planteamiento es original y el desarrollo de la novela sigue todos los esquemas clásicos. El resultado es un escrito agradable, entretenido y de pura invención que cautiva al lector.
Por supuesto que el asesinato se resuelve, a través de todas las complicadas circunstancias que lo rodean, pero su solución también es al modo de los clásicos: lógica, pero desconcertante.