Asesino en la oscuridad

William Monk se encuentra patrullando el Támesis cerca del puente Waterloo al frente de su grupo de la Policía Fluvial, cuando ve una pareja, de pie cerca de la barandilla, forcejeando en lo que aparenta ser una violenta discusión. De forma inesperada ambos caen al agua encontrando la muerte. Monk no puede evitar preguntarse si se ha tratado de un accidente, un suicidio o un asesinato, y está decidido a intentarlo, aunque será casi imposible averiguarlo.
La mujer se llamaba Mary Havilland y estaba prometida en matri­monio con Toby Argyll, el hombre que había perecido con ella. El padre de Mary, un ingeniero que trabajaba para la Argyll Company, había muerto poco antes; según la policía, se había tratado de un sui­cidio. Mary, sin embargo, sospechaba que su padre había sido asesi­nado por denunciar el peligro que representaba la inminente cons­trucción del nuevo sistema de alcantarillado de la ciudad.
Monk se enfrenta, pues, a un triple dilema. Con la ayuda de su intré­pida esposa, Hester, comienza a seguir un camino resbaladizo que lo lleva de los salones más lujosos de la alta sociedad al submundo de las cloacas de Londres. En su recorrido por este reino de pesadilla conta­rá con la ayuda de dos de sus moradores, Scuffy Sutton, e incluso con la del comisario Runcorn, su antiguo enemigo.
Con personajes dignos de Dickens, horrores impensables bajo las calles de la ciudad y un argumento lleno de giros inesperados, Asesino en la oscuridades sin duda una de las mejores novelas de Anne Perry.