Año 441 d.C. El Imperio romano, aunque arruinado y al borde del colapso, todavía no ha sido vencido. Las arcas del tesoro están vacías, las legiones agotadas y los emperadores hacen gala de holgazanería e incompetencia. Las tribus de visigodos y vándalos ya no son enemigas y empiezan a asentarse «pacíficamente» dentro de sus fronteras. Serán otros bárbaros, llegados del lejano oriente, los que acabarán con este coloso milenario: los hunos al mando del salvaje Atila.
Atila ha regresado con su pueblo tras un traicionero exilio. Desterrado por su tío, ha vagado por las estepas durante más de treinta años mientras su cólera y su ambición crecían día a día. Ahora ha vuelto para ocupar el trono que por derecho le pertenece. Sin embargo, el control de su pueblo no es el límite de su ambición: unificará a todos los clanes hunos a lo largo y ancho de la salvaje Escitia y los forjará en un único y poderoso ejército. Sólo entonces, con este poder inimaginable bajo su mando, se lanzará sobre Roma.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2007 | La esfera de los libros |
432 |
9788497346764 |
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Es el segundo volumen de una
Es el segundo volumen de una trilogía. El primer volumen, "Atila: El fin del mundo vendrá del Este", narra la infancia de Atila como rehén de la Corte del Imperio Romano de Occidente hasta el saqueo de Roma por los visigodos de Alarico en el 410 y la posterior huida de Atila a Escitia, donde viven los hunos.
En este segundo volumen se narra la venganza de Atila contra Roma. Se trata de una novela histórica, con algunos personajes reales y otros inventados. Parece que Napier está bien documentado, pero a veces trata temas de un modo algo escabroso, profundizando en escenas sexuales que no aportan nada al lector y pueden resultar molestas. Si Napier se hubiera limitado a indicar que en la Corte de Honorio algunos de los rehenes bárbaros eran tratados demasiado benévolamente con alusiones a que disponían de concubinas o prostitutas, no se hubiera apartado de la verdad histórica. Pero en algunas ocasiones se deleita en este tipo de pasajes. Otro claro ejemplo de lo que acabo de citar es que dedica un capítulo entero a las aventuras homsexuales de Honoria, hija de Gala Placidia. Es verdad que lo hace con el fin de indicar la decadencia moral a la que había llegado el Imperio Romano, no obstante ser el Cristianismo la Religión Oficial del Imperio, pero no era necesario ni, repito, aportaba nada, dedicar un capítulo entero a la dudosa moralidad de Honoria.
A esto hay que añadir que en algunas ocasiones se adivina su antipatía por todo lo que tenga relación con el cristianismo, dejando a los cristianos de aquel tiempo como verdaderos hipócritas que afirmaban como superior su religión, siendo muy distinta su actuación. Un claro ejemplo es la historia (real, por otra parte) de Hipatia. Esta mujer, que luego ha sido consagrada por el feminismo más radical, manipulando conscientemente su historia, era una filósofa atea que fue asesinada por una turba de cristianos celosos de su sabiduría. Pues bien, Napier defiende su causa arremetiendo contra todo lo cristiano que había en Constantinopla y tachándoles, por las conductas que describe, de hipócritas, dejando a esta mujer como mártir de la filosofía atea. Es verdad que fue asesinada por cristianos, pero no se puede tachar a toda una comunidad de hipócrita, radical y pedante por el hecho de discutir sobre temas teológicos (la mayoría de los concilios de aquella época provenían de discusiones teológicas que hicieron avanzar mucho los conocimientos), ni por ese hecho, que, aunque es cierto, fue aislado. En resumen, Napier juzga a una comunidad entera donde había santos y gente muy sabia (tanto como Hipatia) por la actuación detestable de un grupo. Por cierto, debe ser un "desliz" del autor o una concesión libre, puesto que Hipatia vivió en Alejandría, no en Constantinopla.
En conclusión, aunque el libro está bien documentado y el hilo argumental "engancha" bastante al lector, no lo valoro con más de 2 estrellas debido a las apreciaciones del autor acerca del cristianismo y a la profundización que realiza en temas sexuales en algunas ocasiones.