Los grandes señores, especialmente los del siglo XVIII, gozan de la fama de ser pésimos padres de familia. Sin embargo en Lord Chesterfield, prevalece su condición de padre y preceptor frente a ser hombre de mundo, con desenvoltura e ingenio. "Nunca hijo alguno ha sido guiado, seguido, acompañado, adoctrinado, aconsejado, enseñado, reprendido, con más paciente dulzura y vigilancia que este hijo de Lord". En el momento actual, cuando los debates sobre la educación son tema importante, la publicación de esta antología puede considerarse un auténtico acontecimiento.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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2006 | El Acantilado |
349 |
978-84-96489-40-0 |
Comentarios
Me atrajo el tema por el título y luego ojeando el libro. La introducción es muy interesante pero pone ya en la pista de que no es lo que yo pensaba encontrar. Se trata del intento –fallido, por otra parte- de lord Chesterfield de educar a un hijo natural, con el empeño de convertirle en un aristócrata, sabiendo que el ambiente londinense no la aceptará fácilmente por su condición de ilegítimo. En todo momento se advierte que la pretensión de este lord no es educar a su hijo en virtudes, y desde luego no en virtudes cristianas, si no en el “savoir faire” de una clase social. Por lo tanto las cartas tienen el único interés para nosotros de describir un mundo bastante vacío moralmente, en donde no importa qué se haga con tal de que se haga bien.