Castilla y otras islas

El narrador de Castilla y otras islas recorre campos de batalla, ruinas de fortalezas, pueblos que vieron la muerte en la horca de Juan Martín el Empecinado y el matrimonio de Carlos II con una princesa de Francia.

Las sombras de quienes cruzaron Castilla para firmar tratados, sufrir exilios o marchar a la guerra merodean en el paisaje mientras suenan en el camino músicas de vihuela y guitarras de rock. De esa mezcla insólita de personajes, que une Castilla con los desiertos y los mares del mundo, resulta un peculiar libro de evocaciones, una defensa del arte de viajar y una fascinante aproximación a la Historia como universo de simultaneidad e infinitud.

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2007 Minúscula
196
2008 Minúscula
197
978-84-95587-38
  • Colección: Paisajes Narrados
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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Comentarios

Imagen de cattus

Este es uno de los mejores libros que he leído en lo que va de año. A una prosa exquisita, hay que unir el respeto del autor por la historia y por nuestros antepasados, con grandes dotes de observación, con sugerentes ideas soltadas a vuela pluma y sin ningún tono pedante. Un libro para viajar sin salir de casa o para llevarlo como compañero y guía de viaje o para fomentar el interés por la historia. Un libro para disfrutar.

Imagen de wonderland

Título magistral para un libro calificable con el mismo epíteto. Jesús del Campo, gijonense, ha conseguido llevar la literatura española de viajes, y de viajes por España, a otra cima. La editorial que ha confiado en él es Minúscula, quizá espoleada por otros libros del autor, como Tesoros, selvas y naufragios: de Stevenson y Conrad a Theroux y Coetzee o Los diarios clandestinos de Blancanieves.

La narración de del Campo se basa en una descripción más bien histórica de los parajes visitados. Por ejemplo, en Tordehumos (Valladolid) nos traslada al 20 de abril de 1194, cuando los reyes de León (Alfonso IX) y de Castilla (Alfonso VIII) firmaron el tratado de paz que lleva el nombre de esa localidad. No obstante, sazona las páginas con una visión de la realidad que hace que Castilla parezca algo tan lejano como Indonesia. Todo un ejercicio de fantasía respecto de un lugar que está a la vuelta de la esquina, en coche, avión o tren. Así, tan pronto hace un breve apunte histórico como disloca la narración, poniéndonos en perspectiva con el resto del mundo al contarnos qué sucedía al mismo tiempo en lugares alejados de Castilla.

En este contraste reside parte de la gracia del texto. Del Campo da una serie de vueltas que, lejos de marear o agobiar al lector con datos inútiles o fútiles, se convierten en la propia substancia de una narración ejemplarmente redactada y estructurada. La metáfora de Castilla como isla trasciende la tranquilidad y quietud que evocan sus paisajes, y pasa a convertirse en punto de apoyo y de partida para saltar no sólo de un lugar a otro sino también de un tiempo a otro. De norte a este y del pretérito perfecto al pluscuamperfecto. Una guía que ata el interior de España con otros espacios y tiempos, independientemente de su lejanía y simultaneidad.