Esta obra insólita, un auténtico estímulo para la lectura, ha sido uno de los grandes fenómenos de la edición francesa reciente.
Pennac, profesor de literatura en un instituto, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, que lea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida.
Todo ello escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: 'En realidad, no es un libro de reflexión sobre la lectura -dice el autor-, sino una tentativa de reconciliación con el libro'.
"Este antimanual de literatura concluye con un decálogo no de los deberes, sino de los derechos imprescriptibles del lector (derecho a no terminar un libro, a releer, etc., incluso a no leer)."
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¡Veamos! "Como una novela" es
¡Veamos! "Como una novela" es un libro que recomienda la lectura y como es lógico en el Club del lector se lo califica de un modo excelente. ¿Por qué? ¿Quizá para demostrar que estamos de acuerdo con el autor? Pero se puede estar de acuerdo con las ideas y discrepar en el modo de exponerlas. Pennac nos habla de las contraportadas de los libros y las define como "patéticas exhortaciones a la lectura por parte de los editores". Raramente he visto algo más patético que la contraportada de esta obra. Desde "Esta obra insólita…" hasta " …se han vendido 250.000 ejemplares en un año" todo son lugares comunes y estereotipos.
Las cien primeras páginas no me han gustado, de hecho ya no las recuerdo; es a partir de la página 99, "Dar de leer", cuando el autor se calienta y ronronea nuestros oídos y nuestro corazón. Baja a la realidad para contarnos cómo introduce a sus alumnos a la lectura. Y lo hace con gracia. En ese momento recordamos a Frank McCourt en su autobiografía americana, "Él es", realizando el mismo menester en el Instituto Staten Island de Nueva York. Pennac nos habla de los malos estudiantes a los que luego dedicará un libro, "Mal de escuela". Me viene a la cabeza lo que contaba un anciano director de cine italiano sobre sus relaciones con Dios: "Me siento ante Dios como ese mal alumno al que los profesores ya ni preguntan porque saben que no conoce las respuestas". Entrañable.
Para Pennac la lectura es un modo de huir de la soledad y recomienda libertad absoluta a la hora de leer: Saltarse páginas, dejar un libro a medio leer, etc. Reconoce que no ha sido capaz de terminar "La montaña mágica", que no le gusta Sthendal o que el Ulisses de James Joyce no es un libro fácil. ¡Vaya por ti Pennac! Te pongo un dos.
Esta obra insólita, un auténtico estímulo para la lectura, ha sido uno de los grandes fenómenos de la edición francesa. Pennac, profesor de literatura en un instituto, se propone una tarea tan simple como necesaria en nuestros días: que el adolescente pierda el miedo a la lectura, que lea por placer, que se embarque en un libro como en una aventura personal y libremente elegida. Todo escrito como un monólogo desenfadado, de una alegría y entusiasmo contagiosos: en realidad no es un libro de reflexión sobre la lectura, sino una tentativa de reconciliación con el libro.
La verdad es que nunca había leído un libro como este. Un libro en el que el autor expone algunas ideas de lo que cualquier libro puede suponer para el lector. Me he visto muy identificada con alguna de las cosas que en este ensayo el autor afirma: cuando te obligan a leer, la lectura pierda esa capacidad de atracción por la que elegimos nuestras aficiones. Con el tiempo y haciendo uso de mi libertad me he vuelto una voraz lectora, no puedo estar sin un libro entre manos y no soy capaz de leer cualquier libro: me tiene que llamar la historia, la forma en que está escrita, los temas pueden ser de lo más variado, porque los intereses personales son tan amplios que si la historia es atractiva capta, de forma inmediata, toda mi atención.
Este libro me parece muy interesante porque describe lo que un libro es capaz de enriquecer a quien lo lee y las diferentes actitudes que podemos tener frente a él. Todos derechos del lector son como fases que atravesamos cuando nos aficionamos a la lectura: no leer cuando uno no quiere, saltarse páginas cuando hay espacios que mejor tendrían que estar en blanco o haberse suprimido, no terminar un libro cuando es casi un delito acabarlo, releer cuando disfrutas con aquello que tienes entre manos, leer cosas variadas, hojear un libro para ver el poder de atracción que tiene, etc.
Este libro creo que es interesante para dar significado a lo que hacemos de manera tan habitual aquellos que no podemos dejar de leer porque la lectura forma parte de nuestra vida. Un libro se convierte en un amigo que te hace disfrutar, reírte, olvidar, sufrir, compadecerte, enriquecerte, reflexionar, sentirte identificado con aquello que lees. A veces es un reto terminar un libro sin leer el final antes de que sus páginas concluyan. Es como viajar y esperar cualquier aventura. La actitud que has de tener para leer es abierta, no esperar una cosa concreta y limitada sino dejarte sorprender y embaucar por aquello que en cada página encuentras.
Soy el amigo que empezó a las doce a leer "Como una novela" y no pudo parar hasta acabarlo (a las cuatro de las tarde). Creo que lo deberían leer todos los profesores (y aspirantes a serlo) de Lengua y, por extensión, de las demás materias ya que abre un panorama muy amplio y sugerente en el que puede hacerse realidad el GOZO DE SABER.
Y por cierto ¡no copió nadie! ya que son alumnos estupendos, muy formales y que estaban bien preparados (y yo tenía un ojo encima).
Saludos a todos los socios en este mi primer mensaje desde que he tenido la suerte de ingresar en este oasis intelectual.
No sé si la palabra es "delicioso". No sé, no sé que decir. Es un libro para lectores. No es un libro para animar a otros a leer si no para que los que gozamos con la lectura tengamos ideas para conseguir contagiar nuestra felicidad. Hay otros libros de perdidos por la literatura, pero de autores tristes, vacíos, egocéntricos. Si has leído "El mal de Montano" quizá me entiendas. Pero Pennac nos trasmite un entusiasmo pegadizo. ¿No es verdad que cuando lees un libro que te encanta estás pensando en alguien a quien se lo vas a dejar? Yo, en este caso, se me ha ocurrido dejarselo a tanta gente que lo primero que voy a hacer es llamar a la librería y reservar ejemplares. Se lo he dejado a un amigo, a las 10,30 de la mañana, y a las 13,00 iba por la página 128. Todo hay que decirlo, tenía que vigilar un examen. ¡Desde luego han debido de copiar lo que no está escrito! Es para los que nos gusta leer, por lo tanto, entiendo que para todos los que entramos de vez en cuando en esta web de bibliófilos.