El lector tiene entre sus manos una Aggadah, una parábola, con todo su simbolismo y carga metafórica, que cuenta la historia de un pequeño pueblo embrujado sobre el cual ha recaído una extraña maldición: la desaparición de todos los animales... De noche, en el pueblo, un raro e imposible silencio habita la oscuridad. También de día la ausencia total de animales deja su huella: ni un perro, ni un gato, ni siquiera una mosca o un grillo. Algo debe de haber sucedido: los niños preguntan y algunos adultos se enfadan. Otros no, como la maestra Emmanuela con sus extraños dibujos, o el viejo pescador Almón, cuyas redes están siempre vacías, o la panadera, que en vano echa migas en el patio para pájaros que nunca vendrán. Hasta que Maya y Mati, dos niños empecinados en encontrar la verdad, se atreven a desobedecer la ley establecida y parten para su aventura...
Después de Una historia de amor y oscuridad, Amos Oz nos ofrece un libro sugerente, poético y conmovedor.
Comentarios
En este nuevo libro de Amos Oz encontramos una parábola sobre la convivencia, la tolerancia, el respeto a las personas que nos rodean. Aunque la impresión de las primeras páginas es de encontrar un relato cargado de ecologismo y amor a la naturaleza, que también podemos reseñarlo, sin embargo la intención del autor va mucho más allá. Y, habiendo leído sus obras más autobiográficas, cargadas de ambiente sionista, se nos ocurre pensar: ¿no está volviendo aquí sobre el fondo? Hay que respetar a los demás, no hacerles el vacío pero, al mismo tiempo, no es justificable la venganza. Amós Oz tiene la virtud de ver los dos bandos, en todo lo que se refiere al antisemitismo, y quiere reflejarlo en sus obras. Este pequeño cuento es una maravilla literaria, como no podía ser menos en este escritor, y resulta muy aconsejable por el mensaje que transmite.