La vida cristiana es a menudo presentada desde una perspectiva incompleta, pues se habla de ella como si se tratara del esfuerzo del hombre por vivir las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad. Lo esencial es conocer el don divino y dejarse amar por Dios. El acento de este pequeño tratado sobre la vida teologal está puesto precisamente en esta perspectiva.