Nicolás Gómez Dávila es una figura que tiene un difícil encaje en el pensamiento contemporáneo, ya que su originalidad le sitúa en un territorio intelectual absolutamente personal y atípico, especialmente enfrentado a los vicios académicos. A la vez, y por contraste, ha construido una obra plenamente actual. Partiendo del desengaño como actitud vital, lo que le iguala a sus maestros Burckhardt, Montaigne y Tucídides, se sitúa en la única posición desde la que es posible intentar una crítica de los grandes tópicos de la cultura moderna: la religión democrática y el nihilismo, el capitalismo o el socialismo. Para no caer en la apologética o en la pedagogía se centra en una genealogía del error que desarrolla en una obra principalmente aforística.
Su crítica ácida que le aproxima a Nietzsche o Cioran se aparta, sin embargo, de la desesperación de estos gracias a una ironía aristocrática y una firme creencia en Dios.
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Seguramente la mejor
Seguramente la mejor introducción en español a la vida y obra del intelectual colombiano Nicolás Gómez Dávila, al que cada vez se presta más atención en publicaciones, congresos y estudios, por el vigor de su pensamiento y la belleza expresiva de sus aforismos, género en el que destaca como uno de los grandes autores del siglo XX. Nacido en Bogotá el 18.V.1913, donde vivió casi toda su vida, salvo unas estancias europeas de estudios, en Francia, donde pasó la infancia y adolescencia, falleció el 17.V.1994.
El Prof. José Miguel Serrano relata en primer lugar una síntesis de la vida de Nicolás Gómez Dávila desde dentro, desde los motivos que le movieron a obrar y a escribir a don Colacho, como se le llamaba familiarmente: su dedicación a la lectura y el estudio de filósofos y escritores clásicos, modernos y contemporáneos. Su saber, como su biblioteca de más de treinta mil volúmenes (una de las más notables bibliotecas privadas de Hispanoamérica), fueron enciclopédicos, pero no como mera erudición, sino con criterio y con sentido.
De estas lecturas asimiladas y hechas propias, destilaron sus obras, publicadas tardíamente, casi todas en forma aforística, con una gran precisión y belleza, como talladas en piedras preciosas: Notas, Textos, y Escolios; éstos últimos en varios volúmenes: Escolios a un Texto Implícito I y II, Nuevos Escolios a un Texto Implícito I y II, y Sucesivos Escolios a un Texto Implícito.
Profundo conocedor de la obra del autor comentado, el Prof. Serrano, desarrolla las circunstancias de la publicación de cada una de las obras y la recepción del conjunto de la obra gomezdaviliana.
La segunda parte del libro está dedicada al análisis de la obra de Gómez Dávila y algunas de sus ideas de fondo: la crítica a la religión democrática y política y al gnosticismo implícito en esa concepción; la crítica al liberalismo y las carencias del antropoteísmo; la tramutación de valores en el progresismo. Ésta a veces, visión pesimista del pensamiento y la historia contemporánea le hacen simpatizar con escritores reaccionarios como De Maistre, Chateaubriand, De Bonald, Voguelin…
Gómez Dávila, por su ácida crítica a la sociedad que le tocó vivir, ha sido calificado por algunos como nihilista, pero ciertamente no lo es: le salvan de ese peligro sus profundas convicciones cristianas y la fe en el Dios cristiano, que acoge al hombre de todas las épocas con su misericordia y lo redime y salva.
Concluyo con dos textos muy expresivos de su visión: “Amar es comprender la razón que tuvo Dios para crear a lo que amamos” (Escolios, I, 217). Y: “Las cosas adquieren su significado cuando las columbramos en su situación divina tales como son para Dios. Es decir, como son en realidad; porque la realidad no es más que la referencia de las cosas a Dios” (Notas, 53).