En marzo de 1951, armada con artillería rusa, una pequeña división del Ejército Popular de Liberación chino cruza el río Yalu como refuerzo militar a la ofensiva maoísta contra Corea del Sur. Con ella marcha el joven oficial Yu Yuan, que ha tenido que dejar atrás madre y novia para dirigirse a una guerra incierta y de la que sólo saldrá como prisionero de guerra del ejército americano. Internado en el campo de prisioneros de Pusán, y luego en el de la isla de Koje, en Corea del Sur, descubre sin embargo que los chinos pronacionalistas y los coreanos son mucho más expertos que los occidentales en el arte de infligir dolor a sus compatriotas. Además, una vez terminado el conflicto bélico, una China que amenaza con represaliar a fugitivos y traidores hace de esa espera en tierra y tiempo de nadie una pesadilla interminable.