Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria

A mediados del siglo XIX la Santa Sede juzgó que los "Colleges" interconfesionales que existían en Irlanda no eran seguros para la fe de los católicos. Convenía fundar una Universidad católica y quién mejor para ello que el sacerdote inglés converso John Henry Newman; el hombre de Oxford que había puesto en marcha en esa Universidad un movimiento anglicano hacia el catolicismo. En 1852 Newman dictó en Dublín nueve discursos o conferencias sobre el modelo de Universidad que deseaba. Los discursos se mueven a nivel de los principios de la educación universitaria, por lo que cualquier centro de educación superior puede mirarse a sí mismo y compararse con ellos.

 

Ediciones

Edición Editorial Páginas ISBN Observaciones
2011 Eunsa
240
978-84-313-2762
Valoración CDL
3
Valoración Socios
3.5
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Género: 
Libro del mes: 
Mayo, 2011

Comentarios

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Al margen de los problemas concretos por los que atraviesa Newman al escribir estas páginas, como ya comenta enc, las ideas vertidas en los discursos me parecen de un gran interés. En todo caso debo advertir que sólo he leído los tres discursos en los que trata explícitamente sobre la idea de lo que tiene que ser la universidad. Aunque la visión que tenemos en la actualidad sobre los estudios universitarios sea tan lejana a esos planteamientos de Newman, y aunque el sistema anglosajón sea muy distinto al nuestro, siento verdadera envidia por el mundo universitario que vivió el autor y por el que aboga. La cultura por encima de todo, sin plantearse el utilitarismo tan presente en nuestros estudiantes, me parece algo elogioso y deseable. Yo veo, en gran medida, una preocupación generalizada por el título y, en el mejor de los casos, un deseo de saber hacer algo. Newman apunta a un empeño de saber como la meta del estudio universitario. Leer artículo...

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A pesar de contar con un nombramiento de la Santa Sede la misión de Newman no era fácil. Él quería un "Oxford católico" en la bahía de Dublín, mientras que los Obispos deseaban un centro expedidor de títulos para católicos, dirigido por católicos y por añadidura irlandeses no británicos como Newman. El tira y afloja duro nueve años al cabo de los cuales Newman renunció a su empeño. El primer discurso versa sobre la hermandad anglo-irlandesa, algo demasiado teórico a juzgar por los hechos. La importancia de la Teología en la Universidad ocupa los discursos Segundo al Cuarto. Newman razona que siendo la Teología la ciencia más alta debe convivir con las demás ciencias para impregnarlas y dotarlas de una continuidad allí donde éstas alcancen sus límites. Los discursos Quinto al Octavo se refieren a los que Newman califica como "educación liberal". Consiste en dotar a los alumnos de una manera de pensar y analizar, de formar la mente por encima de la especialización de los saberes y del criterio de utilidad. Se trata de un método formativo basado en el estudio de los clásicos griegos y latinos y de la literatura en general. El alumno no saldrá de la Universidad capacitado en una materia en concreto, sino para enjuiciar el total de la realidad. Esta es la parte más característica e interesante del libro. El último capítulo trata de la autonomía de las ciencias profanas frente a la religión. Newman no estaba tan desencaminado al juzgar sobre las necesidades futuras de la sociedad. Hoy ningún país carece de arquitectos, informáticos o economistas, pero sí se echan en falta pensadores, hombres o mujeres de criterio capaces de abrir nuevos horizontes a la Humanidad a partir de la historia, la filosofía o la antropología; dispuestos a hacer la síntesis entre ciencia profana y ley divina. Aquellos pensadores que han renunciado a un criterio de utilidad inmediata, como Karl Marx, han alcanzado una inmensa influencia. El libro de Newman es árido. Sería más atractivo si constituyese un ensayo y no una suma de discursos dirigidos a gente determinada en un momento determinado. Diría que hay que estar previamente de acuerdo con Newman para saber lo que tenemos que buscar en sus discursos. Éstos van precedidos de una excelente introducción del traductor y especialista en Newman, don José Morales Marín.