El autor ha realizado el trabajo de un buen labriego:
ha separado el grano de la paja, ha sabido distinguir
en la amplitud del campo del alma lo que es del hombre
y lo que es de Dios. Ha limpiado de suciedades y
seleccionado las semillas del Espíritu Santo quie
están haasta en los menos creyentes, y nos las muestra
convertidas en letra vibrante y propuestas sugerentes.
Este libro hace ver que no es imposible conocer y
tratar al Espíritu Santo, porque tiene gran relación
con nuestra intimidad y con nuestras obras. Se avisa
que no es un libro de lectura rápida y superficial,
porque debe leerse y releerse, meditarse pausadamente;
además no son muchas páginas y uno puede llegar a
conocerse mejor y conocerle a Él.
El autor colabora en diversas publicaciones como
Calibán, Alfa y Omega, o la revista Espiritualidad en
Internet, pues es director del Departamento de
Internet del Arzobispado de Madrid y Asistente
eclesiástico de TMT.