Un precioso abeto soñaba con hacerse mayor, como sus compañeros. Con el tiempo, se convirtió en un árbol robusto. Mientras crecía, observaba cómo talaban a muchos de sus compañeros. ¿Adónde los llevarían?, se preguntaba. Los gorriones le dieron la pista: en Navidad, adornaban las casas, con miles de luces y regalos. Entonces deseó que a él le ocurriera lo mismo.