Cuento de Navidad

¡Cuántos de nosotros nos hemos quedado pasmados ante un belén navideño intentando empaparnos de cada uno de los detalles de esa representación! Quizá, entonces, nuestro interior voló hasta el pesebre de Belén donde Dios se hizo niño. Y después nuestra imaginación nos movió al cariño.

«Mi madre creía en las hadas y en los dragones, decía que creía en todos esos seres legendarios que la memoria de los hombres no recuerda ya. No es que estuviese segura del todo. No creía en las hadas del mismo modo en que creía en Dios, en la Virgen o en los santos. Solo decía que podían haber existido cuando el mundo apenas estaba en pañales y los hombres aún no se habían acostumbrado a los regalos fabulosos de Dios».

Un conmovedor cuento de Navidad, lleno de ternura y magia, firmado por la mano maestra del autor de Las cenizas de Ángela.

Una azarosa historia rodea a este Libro de visitantes. Encontrado el manuscrito original por un viajero inglés a finales del siglo XIX en la biblioteca del Monasterio del Monte Athos (Grecia), fue copiado, traducido y, avatares del destino, vendido por los herederos del viajero como un legajo de papeles sin importancia, considerándose hoy en día perdido. José Jiménez Lozano vuelve a sacar a la luz estas narraciones sobre los hechos ocurridos en la ciudad de Belén en tiempos del gobierno de Herodes sobre la provincia romana de Palestina.

Un precioso abeto soñaba con hacerse mayor, como sus compañeros. Con el tiempo, se convirtió en un árbol robusto. Mientras crecía, observaba cómo talaban a muchos de sus compañeros. ¿Adónde los llevarían?, se preguntaba. Los gorriones le dieron la pista: en Navidad, adornaban las casas, con miles de luces y regalos. Entonces deseó que a él le ocurriera lo mismo.

Nochebuena de 1940. campo de prisioneros Stalag 12 D. Una Navidad robada a los nazis gracias a la representación del Misterio de la Navidad, pieza teatral escrita y dirigida por Jean Paul Sartre. Sí, Sartre, el padre del existencialismo ateo, el iluminador de las conciencias autónomas, de la libertad enfrentada a la Historia en ser para sí, el hombre del mito de Orestes, en Las moscas, y del infierno en los otros.

Rastro de Dios es un ¨ángel chiquitín y torpecillo que no sabía apenas volar¨. Se encuentra fuera de sitio cuando sucede la Creación: ¨Todos los ángeles volaban colocando la estrellas menos Rastro de Dios¨. Y ¨en un momento estuvieron colocadas todas las estrellas. El cielo había quedado precioso¨. Pero quedó sin colocar una estrella.

El autor narra cómo surge su amistad con Auggie, el estanquero al que compra tabaco, y cómo éste le ofrece la historia que necesita para escribir el cuento de Navidad que le ha solicitado el New York Times. La obra es una muestra excepcional, por su sencillez y calidad, de las dotes del autor para el relato corto. El texto, que sirvió de base a lo que después sería el guión de la película "Smoke", va acompañado de originales ilustraciones, también de muy notable valor artístico.