Es una novela histórica que tiene como centro a Carlos de Orleans. Nacido poco antes de 1400 fue jefe de la casa de Orleans, tradicional enemigo de la de Borgoña, sobrino del rey de Francia, poeta cortesano. Un personaje verdaderamente sugestivo. Caracterizado por la indecisión, la prudencia, el amor al arte y al estudio, la melancolía y con una vida triste.
Edición | Editorial | Páginas | ISBN | Observaciones |
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1995 | Plaza & Janés |
746 |
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Comentarios
Probablemente uno de los
Probablemente uno de los libros que más me ha gustado.
Hasta la fecha es la mejor novela histórica ambientada en la Edad Media que he leído. No me arredra considerarla un clásico.
Es una novela histórica que tiene como centro a Carlos de Orleans. Nacido poco antes de 1400 fue jefe de la casa de Orleans, tradicional enemigo de la de Borgoña, sobrino del rey de Francia, poeta cortesano. Un personaje verdaderamente sugestivo. Caracterizado por la indecisión, la prudencia, el amor al arte y al estudio, la melancolía y con una vida triste. Desde los veinte años, cuando fue capturado en Azincourt, estuvo retenido en Inglaterra hasta pasados los cuarenta. Volvió a Francia ya adulto y castigado en la salud y en la vitalidad. Aún así contrajo un tercer matrimonio que, cercano a los sesenta años y a la muerte, le dio dos hijos.
Vivió en una apasionante época, en medio de la guerra de los cien años. Sufrió el asesinato de su padre Luis de Orleans, la derrota de Azincourt, la aparición y muerte de Juana de Arco, la paz con Inglaterra...
La novela, en mi opinión, exige un cierto conocimiento de la historia del momento (para disfrutar con los constantes movimientos políticos y con los cambios de circunstancias) y cierto interés por la vida cortesana del sg. XV.
Está maravillosamente escrito y tiene contenidos, que incitan a una reflexión sobre la vida de los personajes. Refleja muy bien la naturaleza del ser humano, sus debilidades, pasiones, sueños, miedos, ideales, esperanzas, etc. A la vez, narra acontecimientos históricos que fueron importantes para Francia e Inglaterra. Merece la pena leerlo. Desde el punto de vista literario, está muy bien escrito, aunque la persona que lo lee tarda tiempo en hacerse con todos los personajes, porque cada vez emergen más. Una vez centrada la historia principal resulta difícil interrumpir su lectura.